The New York Times publicó este sábado un informe que revela las  presuntas directrices que, desde comienzos de este año, empezó a dar la comandancia del Ejército de Colombia y que tienen alarmados a varios oficiales de alto rango.

Indica el medio que las misivas están  encaminadas a aumentar el número de ataques, capturas, rendiciones y muertes en combate. Todo esto, según las fuentes y los documentos citados por el diario más influyente de Estados Unidos, preocupa a una buena fracción de los mandos de la institución, pues encuentran circunstancias similares a las que desembocaron en el episodio de los falsos positivos, cuando a mediados de la década pasada, alrededor de 5.000 civiles fueron asesinados por militares que los presentaron como delincuentes.

El general Nicacio Martínez Espinel, comandante del Ejército, reconoció haber dado las nuevas órdenes y exigir que los oficiales establezcan objetivos concretos para matar, capturar o forzar la rendición de los grupos criminales, según el ‘Times‘. «Dijo que había emitido una orden por escrito que instruía a los principales comandantes a doblar los resultados, explicando que había llegado a esa decisión debido a la amenaza que Colombia sigue enfrentando por parte de las organizaciones guerrilleras, paramilitares y criminales», según la publicación.

«Por razones de transparencia, entrego a la opinión pública el cuestionario del New York Times y las respuestas dadas al periodista frente al mismo», Nicacio Martínz Espinel

Pero Martínez habría cuestionado cómo los oficiales interpretan esas instrucciones. “La orden que hay es de ser efectivos operacionalmente”, dijo.

“Unos me dijeron superar el 10 por ciento.  Otros dijeron, yo quiero hacer el 50 por ciento más de las afectaciones, pero nunca de muertos. Otros yo quiero hacer el 100 por ciento. Hay unos que la han cumplido, otros que no la han cumplido»

Además, reconoció que las órdenes instruyen a los comandantes para que hagan operaciones cuando todavía no están seguros de sus objetivos.

Sin embargo, el general Martínez le dijo al diario estadounidense que esas instrucciones se referían a la planificación de las misiones, no a su ejecución. “El respeto absoluto a los derechos humanos es lo más importante. Todo lo que hagamos tiene que estar en el marco de la ley”, puntualizó.

Aún así, la orden del Ejército dice: “Hay que lanzar operaciones con un 60-70 por ciento de credibilidad y exactitud”. Eso, según los oficiales que hablaron con el diario, deja suficiente margen de error como para que esa política ya haya ocasionado asesinatos cuestionables.

Una de las órdenes que recibieron los comandantes de las unidades, por ejemplo, es que lancen los ataques sin exigir la perfección, es decir, incluso si hay dudas sobre los objetivos sobre los que se despliegan, informó el diario.

Impacto de la publicación

La publicación cita una reunión de altos mandos a comienzos de este año como la que disparó las alarmas. En el encuentro, generales y coroneles llegaron al compromiso de duplicar los resultados. En las presentaciones que ahora se proyectan en este tipo de encuentros que sostienen los oficiales, dice ‘The New York Times‘, muestran el número de días que cada brigada ha pasado sin salir al combate. Una de las órdenes que recibieron los comandantes de las unidades, por ejemplo, es que lancen los ataques sin exigir la perfección, es decir, incluso si hay dudas sobre los objetivos sobre los que se despliegan, informó el diario.

Las fuentes, a las que ‘The New York Times‘ les reserva la identidad, dijeron en una reciente entrevista que los soldados están enfrentando una presión muy alta para mostrar resultados. Y que esto coincide con la aparición de patrones sospechosos de muertes en combate y encubrimientos. Tal como pasaba en el último episodio de los falsos positivos, los soldados que aumentan las bajas en combate están recibiendo incentivos, como días de vacaciones.

Los oficiales que hablaron con ‘The New York Times‘ aseguran que estuvieron en el Ejército cuando ocurrían los falsos positivos, más de una década atrás. Las fuentes aseguran que las cosas empezaron a tomar un nuevo rumbo el pasado 19 de enero, un mes después del cambio de cúpula militar, cuando el general Martínez reunió a 50 generales y coroneles entre los que estaban sus principales mandos en todo el país. En el encuentro les presentaron un formulario titulado «Planeteamientos de objetivos 2019», que llevaba un espacio para que cada uno de los comandantes firmara. En el documento debían poner el total de rendiciones, capturas y muertes que sus unidades causaron el año pasado, y al frente de ese dato, debían escribir la meta propuesta para este año. Lo que debían definir era la “suma aritmética de presentaciones voluntarias, capturas y muertes en desarrollo de operaciones militares”

Según ‘The New York Times‘, ese documento dejó confundidos a varios comandantes, que no entendían lo que se esperaba de ellos. Las órdenes escritas firmadas por Martínez y conocidas por ese medio ratificaban el mensaje: “La meta es doblar los resultados operacionales en todos los niveles del mando”.

Tres días después de esa reunión, cuenta ‘The New York Times‘, un grupo de oficiales de inteligencia militar y comandantes de unidades regionales se reunieron en Cúcuta. Les dijeron que tenían “que hacer lo que sea”, incluyendo usar grupos paramilitares que proporcionen información sobre grupos enemigos “para generar resultados”.

Les dijeron que tenían “que hacer lo que sea”, incluyendo usar grupos paramilitares que proporcionen información sobre grupos enemigos “para generar resultados”.

El 19 de febrero apareció un documento titulado «Cincuenta órdenes de Comando», conocido por el diario. En este se exigen ataques oportunos y masivos. La directriz que marcaba el mayor cambio a como venían operando las cosas, dice ‘The New York Times‘, es la de los ataques mortales. Antes, según las fuentes del diario, se ejecutaba una operación cuando había al menos el 85 por ciento de certeza sobre el objetivo. La nueva orden cambió eso y exigía un estándar más bajo , dice el documento citado por el ‘Times‘.

Días después, dijeron los oficiales que hablaron con el diario estadounidense, comenzaron a identificar asesinatos y arrestos sospechosos.

Días después, dijeron los oficiales que hablaron con el diario estadounidense, comenzaron a identificar asesinatos y arrestos sospechosos. Una de las fuentes puso la lupa en la muerte de un supuesto miembro del Clan del Golfo reportado el 25 de febrero. El informe militar, conocido por ese diario, decía que tres miembros de ese grupo criminal se enfrentaron a un pelotón del Ejército. El resultado del operativo fueron dos capturas y una muerte. Además, los uniformados encontraron un revólver y una pistola. A la fuente del periódico le pareció poco probable que tres criminales con armas cortas se enfrentaran a 41 soldados de un pelotón.

Resultado de imagen para dimar torres

El diario estadounidense también recogió el asesinato de Dimar Torres, el excombatiente de las Farc, y mencionó las primeras versiones dadas por Guillermo Botero, el ministro de Defensa, en las que difundía la versión de un forcejeo que entregó el cabo que le disparó. Un testimonio que después fue desestimado por la Fiscalía.

Entre tanto, le dijeron las fuentes al diario, la presión para aumentar los asesinatos en combate es constante. Los oficiales le mostraron al diario una presentación del Ejército de febrero, titulada «Días sin combate».  “En ella se enumeraban las brigadas y fuerzas operativas y se contaba el tiempo que habían pasado sin tener enfrentamientos. Según los oficiales, las instrucciones eran claras: aumentar las muertes, capturas y rendiciones”, remató el diario.