He sido testigo que algunas motos andan sin placas y totalmente deterioradas.

Por: Luis Alfonso Albarracín Palomino
alfonso519@gmail.com

Cuando se circula por las vías de algunos departamentos del país, se pueden observar motociclistas que de manera irresponsable manejan en forma de zigzag, que inclusive traspasan a los vehículos en curvas o no les interesan si vienen carros en sentido contrario, provocando altos riesgos de accidentes. Todavía me pregunto si al otorgarles las respectivas licencias de tránsito, las autoridades no les hacen una capacitación exhaustiva sobre el respeto de la normatividad colombiana. Son unos potenciales asesinos que circulan por las carreteras. Pero lo triste es la falta de ´puestos de control del personal de policías de tránsito. De acuerdo con las estadísticas oficiales el 78% de estos velocípedos de la muerte, no tienen Soat. Infiero que tampoco tienen los demás documentos al día.

Se observan el desplazamiento libre de motos sin placas, destartaladas, sin los mínimos elementos de protección, sin Soat y revisión tecno mecánica, entre otros, lo cual refleja una seria amenaza para los demás vehículos y peatones en la vía. Inclusive, aunque parezca risible, cuando existen retenes de control de las autoridades policiales, se ubican a doscientos metros antes y después de éstos, esperando que levanten los puestos de control, para que cientos de motos continúen sus movilizaciones suicidas. De nada valen las campañas de prevención vial. Tenemos un caos vial.

He sido testigo que algunas motos andan sin placas y totalmente deterioradas. No hay derecho que esta negligencia administrativa siga generando este caos vehicular en las vías del país. Producto de la situación económica que viven los colombianos, la moto se ha convertido en el principal medio de transporte de las familias por los bajos costos y la fácil locomoción por las diferentes vías de las ciudades y el campo. La movilidad vial es un escenario complejo donde los actores demuestran, mediante su comportamiento, concepciones sobre el tránsito, la conducción y la seguridad, no muchas veces consecuente con el bienestar común de las demás personas. Las recurrentes infracciones de los conductores de estos peligrosos velocípedos, son una manera de percibir estas desafortunadas concepciones, cuyos efectos son los altos índices de mortalidad, lesión y daños por causa de accidentes. Se presentan reiterados casos de violación y aleve de las normas de tránsito por personas que parecieran no mostrar consideración alguna por quienes padecen las consecuencias de sus tropelías.

Igualmente, el incremento de estos motociclistas que están circulando en las vías colombianas, se ha desatado una ola de inseguridad, que tiene muy preocupada a la sociedad colombiana. En algunas regiones del país, tenemos este mayúsculo problema, porque son utilizadas para cometer actos delincuenciales, generando pavor y temor en la población. Ya no es seguro andar por las calles de los municipios. Estamos sujetos de ser atracados por estos depravados sociales, que no les interesa la vida, con fin de cometer sus fechorías. Igualmente, las motos son objeto de hurtos y las autoridades se encuentran desbordadas porque no pueden controlar estos delitos que inclusive, se cometen en la plena luz del día, donde las personas se encuentran desamparadas del accionar estatal. Deben existir estrictos controles viales.