Por: José Félix Escobar

En esta época se suelen expresar muchos deseos para el año que comienza. La sabiduría popular nos advierte, sin embargo, que quien mucho abarca poco aprieta. De hecho la persecución de tantos propósitos conduce a la dispersión de los esfuerzos y a la alta probabilidad de que las metas no se cumplan. Nuestro país encara una situación complicada en varios aspectos, por lo cual lo aconsejable es concentrarse en pocos pero sólidos propósitos.

Las fuerzas educativas, jurídicas y de ordenamiento moral deben dirigirse, como fin principal, a lograr reducir al máximo los alarmantes índices de maltrato a los más débiles. Es inaceptable que los hombres continúen aprovechando su fortaleza física para agredir a las mujeres. Las cifras de abusos contra la población femenina prenden todas las alarmas. Desde la más tierna infancia, padres, educadores y preceptores religiosos deben inculcar a los niños el trato respetuoso al género femenino. Y los transgresores tienen que ser objeto de una férrea corrección. Incluyendo a los miembros de las Farc que resulten culpables de los horrores que se les atribuyen.

Los más débiles de todos son los niños y Colombia muestra un triste panorama de maltrato y de abuso contra los menores. El escalofriante asesinato de Yuliana Samboní, ocurrido hace poco más de un año, estremeció las conciencias pero aún queda mucho por hacer. No se trata de reprimir solamente al abusador directo; es preciso condenar a los que se roban el dinero dedicado por el Estado a la alimentación de los alumnos, así como a los desalmados que trafican con cupos escolares.

Otro aspecto en el que deben concentrarse los esfuerzos es en lograr que de nuevo las autoridades recobren su misión fundamental de ser las voceras del interés general. El año 2017 mostró varios y aberrantes casos de abuso de los intereses particulares sobre el bienestar de la comunidad. Por casi dos meses un grupo de pilotos de nuestra principal aerolínea mantuvo a la sociedad bajo la presión extorsiva de una huelga. Como se sabía desde un principio, ese paro era ilegal.

Durante muchas semanas los maestros mantuvieron a los estudiantes por fuera de las aulas con el pretexto de un paro de carácter laboral. Esos menores desescolarizados temporalmente no tuvieron quién los defendiera de manera efectiva. Como tampoco aparecen las autoridades cuando cualquiera y por cualquier motivo clausura las vías terrestres del país, causando a los ciudadanos múltiples perjuicios que no tienen porqué soportar.

Todos los esfuerzos del país deben dirigirse a mejorar la prestación de los servicios de salud. En términos generales nuestro sistema funciona, si se le compara con el de otros países. Pero las fallas puntuales deben ser corregidas, porque la sociedad no tolera el espectáculo de la desatención a los enfermos más graves y de más edad. Los esfuerzos de vigilancia y control deben continuar sin pausa.

El año 2018 es un agitado período electoral. Los grandes escándalos ocurridos recientemente no deben ser el pretexto para que los ciudadanos huyan de la política como si se tratara del mismo diablo. No hay mala política sino malos políticos y el propósito común de los ciudadanos de bien debe consistir en elegir a los más capaces y a los más responsables. Se hará un gran favor al país librándolo de los Ñoños, de los Musas Besailes y de los Robertos Prietos.