«Cuando se renuncia a la justicia en búsqueda de la paz, se crea un escenario de molestia». A raíz del decreto que liberaría a los detenidos del paro nacional.
Por Erwin Lechuga
«Piedad por el culpable, es traición al inocente» (Ayn Rand).
Tal parece que se volverá costumbre en este país ver a este gobierno recoger en su política de paz a todo tipo de elementos en cuyas manos reposan las huellas del crimen, no importa cuál sea su categoría. La última perla es la propuesta del emperador de querer liberar a unos muchachitos que, resentidos con el gobierno de turno, arrancaban pedazos de muros del espacio público para utilizarlos como proyectiles en contra de la fuerza pública.
Para algunos románticos, lo hecho por la primera línea es algo memorable, es un acto de valentía según ellos, en contra de un régimen dictatorial que le impide a la juventud poder desarrollarse como personas. Con ese mismo romanticismo se crearon grupos de bandoleros llamados guerrilleros, que escondidos en la retórica de la defensa de los derechos del pueblo condenaron a esta nación a décadas de sangre, dolor y sufrimiento.
Ahí tenemos a los virtuosos del partido comunes, antiguos delincuentes de las Farc, cuyos cabecillas dicen legislar en beneficio de la población; mientras los botones de la camisa están que se les revientan. Lo particular del asunto es que, como buenos revolucionarios, son las cabezas quienes más se benefician del ejercicio político y del dinero que se llevan al bolsillo. En cambio, a los guerrilleros rasos, a esos muchachos que los delincuentes secuestraron y se llevaron a la fuerza para que defendieran ideales que no eran suyos, encuentran sus oportunidades limitadas.
Antes del primer escenario, habíamos escuchado de la necesidad de incluir a las disidencias, los narcotraficantes y todo tipo de bandas delincuenciales en lo que se ha llamado la paz total, que ojalá no sea la impunidad total. Mientras todo esto se concreta, el mundo del crimen, así como el comején, va comiendo los cimientos de una sociedad agrietada por la violencia, para la cual es mejor renunciar a la justicia con tal que la dejen vivir en paz.
¿Pero en qué tipo de paz viviremos?, ¿en aquella en que las víctimas de hechos atroces mendiguen, verdad, justicia y reparación a sus victimarios? Cuando se renuncia a la justicia en búsqueda de la paz, se crea un escenario de insatisfacción, molestia e incredulidad hacia la institucionalidad; elementos muy peligrosos, que pueden decantar en brotes de más violencia.
El mensaje que ha dado el gobierno del señor Petro llamando a la delincuencia a hablar de paz con la pretensión de liberarlos de sus responsabilidades es bastante desconcertante para la gran mayoría de la ciudadanía, para quien parece que el mensaje que queda es que ser pillo paga. Está de parte de la ciudadanía no permitir que nos sigan atragantando con sapos, así como lo hicieron con las Farc. Estas no son unas líneas para mantener encendida las calderas de la guerra, sino para exigir justicia en sus justas proporciones.
¡Gloria, gloria al soldado! Y que su fama corra por el solar nativo, en crónica y cantar, y que solo a la recia medida de su pecho la patria del mañana se pueda edificar.
In honore a las vidas de los soldados asesinados en Buenos Aires (Cauca). Diciembre 6 de 2022. Siempre serán héroes.