Es imposible querer hablar de educación y no referirme a las noticias que se han dado a conocer sobre la visión de la política educativa en el País en los próximos 4 años con el reciente cambio de gobierno, noticias que dan cuenta de un enfoque de aumento a la cobertura de la educación superior y el fortalecimiento a las universidades públicas. Sin embargo, estas buenas nuevas parecieran desentonar con la reducción de aproximadamente un 33% del presupuesto de la cartera educativa recientemente anunciada por el Ministro de Hacienda.

Esta situación, se contrasta con el actual déficit que viene ascendiendo cada año un (1) billón de pesos en las universidades públicas del país y en general, con la imposibilidad del sistema de sanear las obligaciones y necesidades fiscales desde los niveles de preescolar hasta el universitario.

Parece una desesperanzadora realidad nacional, pero justo ahí, es donde se exige un replanteamiento de retos por aquellos que lideran procesos en la administración pública y sobre todo, quienes quieren apuntarse a liderarlos tanto a nivel nacional como local (a propósito de la venidera época electoral en las regiones), pues ante el síntoma de reducción presupuestal, el plan de inyectar una dosis más alta de recursos al sector ya no pareciera ser la salida, ni una propuesta con mucha credibilidad para los que hablen de educación. (A menos que logren capitalizar ese monumental esfuerzo que sería lograrlo).

Por el contrario,  los nuevos retos en la administración de recursos educativos, se deberían orientar hacia una administración de recursos de forma más eficiente y de estrategias de fortalecimiento de alianzas público-privadas, que procuren disminuir la eterna brecha económica del país en temas de educación y de los municipios que además se enfrentan a la posibilidad de cambios en las normas para el manejo de los recursos y las competencias en la educación nacional argumentadas en los principios de subsidiaridad, complementariedad y concurrencia que trae el nuevo paquete legislativo que actualmente cursa en el Congreso de la República y que se discuten de manera paralela con el proyecto de Ley de Presupuesto Nacional.

¡Vaya reto el de innovar en la administración pública con esta realidad!, nada fácil para quienes acostumbran a dejar el asunto de educación en sus rezagos de propuestas electorales, esto, aunado a que  no es un secreto que los gobiernos (tanto Nacional como locales) se han trazado la meta de mejorar la cobertura y calidad en materia de educación, pero las necesidades de la educación “del futuro”, son otras: i) la política de educación rural que acorte la brecha de desigualdad social, ii) la revolución educativa que exige sacar provecho de las nuevas tecnologías, iii) la pertinencia en la educación, iv)  la necesidad imperante de formar ciudadanos más críticos, creativos, independientes y con habilidades y cualificaciones que superen el sistema de educación formal e involucre la educación para el trabajo y el desarrollo humano de cara a lo ocupacional, necesidades difíciles de abordar en un modelo educativo como el de Colombia.

Muchos los problemas, pero ¿Algunas ideas para repensar la educación?, propongo que evaluemos algunas:

  1. La Educación debe trascender el aula de clase, debe pensarse a través de otros espacios, espacios donde el ser cobre algo más de importancia que el saber.
  2. Tenemos que volver o replantearnos al modelo de educación del amor por el conocimiento, precedido de una serie de principios para formar mejores ciudadanos.
  3. Es necesario articular a todos los actores para que las estrategias que desplieguen funcionen correctamente y para eso hay que resolver los conflictos que actualmente generan fisuras en el gremio docente (ingresos, formación, contenidos y estrategias pedagógicas)
  4. Debemos recuperar el papel trascendental y respetable del docente.
  5. No olvidemos el rol que jugamos dentro de la educación, como ciudadanos, como padres, como estudiantes, como docentes.

La más importante. Usted, que lee esta columna (que afortunadamente es de opinión), créase el cuento de que la Educación es el activo más importante con el que podemos cambiar esta realidad social, y que como ciudadano, alguna acción lo está esperando para aportar en ese cambio.

(La presente columna de opinión, es personal y no compromete la opinión del medio de comunicación).

Por: Karen Delgado M.

Abogada, Especialista en Derecho Administrativo, con estudios en Contratación y compra pública. Actualmente, vinculada al Ministerio de Tecnologías de la Información y las comunicaciones (Mintic).

@Karen_Dlaw