Por: Alejandro Castro Guerrero

Tras una semana de intensos ataques en redes sociales en contra del auxiliar de enfermería que en estado de ebriedad generó un accidente de tránsito en Fusagasugá, abordamos el tema para comentarlo desde diferentes miradas.

Dos familias afectadas por la irresponsabilidad de un individuo que está siendo procesado por la justicia colombiana según el ordenamiento jurídico.

De acuerdo con la ley, podría estar inmerso en dos procesos. Uno penal por homicidio culposo y otro civil por los daños causados.

Aunque él se declaró inocente en la audiencia de imputación de cargos, y le fue dictada medida de aseguramiento con prisión domiciliaria, después que la Fiscalía reúna más elementos podría ir a un centro carcelario entre 4 y 12 años, si no logra un acuerdo con la familia de la víctima.

Si se le sigue el proceso de carácter civil, tendría que pagar hasta 500 millones de pesos para indemnizar a la esposa y los hijos del motociclista de 45 años que perdió la vida en el lamentable suceso.

Al menos 80 millones para la esposa e igual cifra para cada uno de sus hijos, además del pago de los más de 15 años de vida productiva que le quedaban al fallecido, liquidándolos solamente con el salario mínimo ascendería a por lo menos 180 millones de pesos.

El presunto culpable, también con esposa e hijos, acabó con su vida. Imaginamos los serios problemas al interior de su hogar conformado con otra auxiliar de enfermería que labora en un centro para atención de ancianos.

El vehículo siniestrado lo estaban pagando a crédito, con el SOAT cubrió los costos de la atención de los heridos en el accidente que ya fueron dados de alta; y el seguro contra todo riesgo -obligatorio para automotores pagos a crédito- les permite la reparación del automotor, nada más.

El auxiliar – ahora popular en Facebook – ya no trabaja en la E.S.E., Hospital San Rafael de Fusagasugá, además de afectar el nombre de la institución, hizo que todos los compañeros de trabajo con los que amaneció consumiendo bebidas embriagantes, quedaran en la cuerda floja a punto de ser despedidos.

Ahora, ocho días después, creemos que ya no está preocupado por los daños generados al vehículo en el accidente ocasionado por andar bebiendo y manejando, situación que está prohibida en Colombia por el Código Nacional de Tránsito, y que le causó también la suspensión de 3 años de la licencia de conducción por haber sido, según Medicina Legal, hallado con primer grado de embriaguez.

Ojalá – law sha’a Allah – es un vocablo árabe que significa «Si Dios quisiera» ; es lo que nosotros afirmamos; Si Dios quisiera, la sanción social en las redes sociales y la amplia difusión de la noticia en los medios de comunicación nacionales sirvan para que otros alcohólicos no repitan la historia.

Es de anotar, que la trascendencia de la noticia se debió al famoso video que algún ciudadano con ínfulas de productor de cine realizó, sin pensar que pudo haber ayudado a evitar una tragedia a dos buenas familias fusagasugueñas conformadas por personas trabajadoras.

El alcoholismo y la drogadicción, son enfermedades progresivas que acaban con la familia. Y el Estado debe tratarlas como problemáticas de salud pública. Sin embargo, debemos señalar, que Jesucristo puede transformar las vidas de las personas que se disponen.

En Jesús, el borracho o adicto a drogas deja de consumir, el adúltero no se la juega más a su pareja, el homosexual abandona sus andanzas y constituye una familia conforme a los lineamientos divinos, el ladrón ya no roba más, etc…

Sólo debemos recibir a Jesús en nuestro corazón, confesar nuestros pecados y apartarnos de lo que a ÉL no le agrada, para seguir los estatutos y principios eternos establecido en la Biblia.

No es una religión más, es una relación directa con el único mediador entre Dios y los hombres – JESUCRISTO, de acuerdo con lo escrito hace cerca de 2  mil años en 1ª de Timoteo capítulo 2 verso 5.

A partir de la fecha, iniciamos la campaña desde este periódico digital denominada #FusaNoAceptaMásBorrachosAlVolante