«Dios está en movimiento»

Por: Julián Gelvez

Si alguien dio todo sin esperar nada a cambio fue Jesucristo. Pasaje tras pasaje bíblico podemos leer como con variedad de parábolas y ejemplos nos enseña que en el acto de dar se refleja parte de la naturaleza misericordiosa de Dios. Jesús comprendió que la letra es muerta cuando no la ponemos por obra.

En el libro de Lucas (6:30) se puede leer como Jesús nos invita a dar sin esperar nada de la persona a la que le servimos, inclusive en el versículo siguiente nos invita a ir mucho más allá y nos deja en claro que en el acto de dar debemos ponernos en la situación del otro.

¿Qué tan alejadas están hoy en día algunas de las congregaciones que dicen tener a Jesús en su corazón? A veces pensamos que es suficiente con encerrarnos en las cuatro paredes del templo durante muchos años, escuchar su mensaje de salvación, cantar canciones en su santo nombre y que al efectuar ese ritual repetitivo es la manera correcta de acercarnos a Dios.

Si hay algo que hace Jesús es practicar lo que aprende de Dios. No me puedo hacer llamar cristiano sino me conmueve el corazón la situación del otro, no me puedo hacer llamar cristiano si mi corazón no siente misericordia de la difícil realidad en la que está mi prójimo.  Eso nos convierte en simples asistentes contemplativos de la una congregación religiosa en la que Jesús no vive y esto es a consecuencia de que no se practica el amor que se predica.

Seríamos solo asistentes de un club social de personas aparentemente buenas pero indolentes ante la realidad de los demás.  Si lo piensan bien, esa puede ser una de las consecuencias por las cuales las personas prefieren seguir sus vidas sin Dios, porque ven que el amor del que nos habla Jesús sólo se queda en palabras. Es necesario pasar urgentemente a los hechos.

He conocido cristianos de treinta a cuarenta años en el evangelio con sus dones enterrados. Y a estas alturas la mayoría sabemos que los dones que Dios nos da es para ponerlos al servicio de los demás y no en nuestro propio beneficio. Jesús nos sigue enseñando en Gálatas (6:2) que, si Dios está en nuestro corazón y en nuestra vida, debemos ayudar a los demás a sobrellevar sus cargar con el objetivo de que cada vez más y más personas conozcan su mensaje de arrepentimiento, amor y salvación.

Pregúntate por un momento si en tu congregación te invitan a salir a predicar la palabra de Dios, si en el acto de predicar se incluye dar a los más necesitados, tal cual nos lo pide Dios en su palabra. Dios hoy nos pide que practiquemos una religión pura y sin macha, la cual radica en atender a los pobres, a las viudas y a los huérfanos (Santiago 1:27). O simplemente te estás limitando a ir a un templo donde sólo te hablan de éxito, triunfo y prosperidad económica, cuando lo que quiere Dios es que le reconozcamos, nos humillemos delante de Él y practiquemos su palabra.

Dios quiere una iglesia en movimiento, que trascienda las paredes, que atienda al enfermo, al perdido. al invisible, al rechazado, al pobre y que el amor que se predica sea un amor real y sincero.

Si tu congregación no practica el amor de ésta manera, preocúpate y toma la iniciativa de vivir un Jesús real y realmente probarás y conocerás al Dios vivo, al Dios que cambia el mundo, al Dios que cambia la realidad y las circunstancias.

¡Recuerda que Dios está en movimiento!

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