Más de 20 años de su vida ha pasado la señora Flor Alba Monroy, desempeñándose como vendedora informal en las calles de Fusagasugá, casi todos los días de nueve y media de la mañana a cinco de la tarde, trabajo que realiza para ayudar con el sustento de su casa.

A sus 46 años de edad, esta mujer se ha enfrentado a la vida con una hernia en la cadera y actualmente también padece de incontinencia urinaria, lo que la obliga al uso permanente de pañales para adulto.

Pero pese a tales realidades, sigue en la calle novena con sexta, exponiéndose a las variaciones del clima, perjudiciales para su salud y en condiciones laborales igualmente nocivas para su diagnóstico, luchando por mantenerse y ayudar a su grupo familiar.

Flor Alba indicó tener su residencia en el  barrio Ebenezer, allí habita con su hija que se encuentra embarazada, y su yerno, quienes trabajan para tratar de sobrevivir y enfrentar los costos diarios de la vida.

Narró que apenas gana el 12% de las ventas con Chance y 20% con las loterías; también vende llamadas telefónicas por minuto y con todo eso, al día no supera los 30 mil pesos de ganancia.

Esta señora con una situación de discapacidad física notoria, aseguró que eventualmente regresa a su casa «con los pasajes», debido que durante la jornada de trabajo no logra producir mayores recursos.

Flor Alba Monroy aprovecha esta oportunidad para enviar una solicitud al gerente general de Gelsa (Grupo Empresarial en Línea S.A.), empresa responsable de la venta de juegos de azar para la cual trabaja, indicando que para el año 2007, tuvo la oportunidad de que la ingresaran a nómina fija y de esta forma ayudarla, pero a la fecha no ha sido tomada en consideración.

«Tengo gastos personales demasiado altos y no tengo ayuda de nadie«, precisó.

«Tuve la oportunidad de que al menos me dejaran trabajando en una oficina para estar más cómoda y no ha sido posible«, manifestó.  Sostuvo además que ella sabe que en Bogotá a los trabajadores de Gelsa los tienen laborando en mejores condiciones y ganando una mayor comisión.

Indicó que producto del uso de sus muletas, está presentando afectaciones en los brazos, acudió a la empresa de salud para la cual cotiza, Convida E.PS., pero tampoco le ofrecen soluciones.

«Hace un año por esta fecha me ordenaron unas terapias porque las manos se me están durmiendo por la cuestión de las muletas y hasta el sol de hoy, que ya están autorizadas, ya ya sí, que ya no, que espere, y entonces ya uno como que desiste de tanto vaivén y se queda quieto«.

Finalmente y gracias a Dios, Flor Alba aseguró que no ha sido perseguida por los funcionarios encargados del espacio público adscritos a la Secretaría de Gobierno, pero si mira con preocupación la presión que ejercen sobre otros vendedores informales.

Por: Fusagasugá Noticias