Será difícil ver a la prensa ahora hacer los mismo controles a Petro que le hacía a Duque pero en parte es porque Duque permitió eso con su silencio y su encierro.

Por: Redacción 360 Radio

Iván Duque derrotó a Juan Manuel Santos y representó un cambio de modelo político para el país no tan drástico como el que se da ahora de Duque a Petro, pero sí, simbólicamente, traducía el regreso del uribismo al poder luego de 8 años. Uno de los presidentes más jóvenes de la historia, un hombre al que muchos le admiraban su inteligencia y quien era abogado y que tenía un paso por el área cultural, luego en el Senado de la República, se convertía en el encargado de volver a poner en orden al país y llevarlo a un mejor puerto del que lo había encontrado.

En ese camino, Duque inició con una cercanía relativa a su partido Centro Democrático y a su principal mentor Álvaro Uribe Vélez, no la cercanía que muchos hubiesen querido y desde esos inicios fue una ‘pata chueca’ de las que se quedó acompañando a Duque durante todo su gobierno. Algunos le acusaban de querer congraciarse con todos los partidos, incluso le recriminaron mucho por haber permitido que muchos funcionarios del gobierno anterior, al que le habían declarado la guerra y habían tenido una confrontación durante casi 7 años, les permitió quedarse en muchos cargos sino que otros terminaron cayendo en mejores posiciones.

Hoy al cierre de su Gobierno, funcionarios como Ana María Palau terminó como alta consejera de las regiones, Carlos Eduardo Correa, Karen Abudinen en su momento, entre otros, generó grandes fisuras; pero desde el comienzo con esos nombramientos en carteras fundamentales y de primer orden, ese estado de opinión y el país político evaluó de manera negativa los nombres que se dieron en ese momento. 

El ministro de la Defensa, Guillermo Botero, que tenía serios cuestionamientos por su ausencia en el mando, por su estilo de vida social que podía rayar con el cumplimiento de sus labores, por el desconocimiento del mismo funcionamiento de las Fuerzas Militares, de lo que significaba el Ministerio que más presupuesto maneja en el país y lo peor, degradando la política principal que los colombianos esperaban se mejorara como la seguridad, pues fue un gran bache al inicio del Gobierno Duque.

Esto, complementándolo con Nancy Patricia Gutiérrez, ministra del Interior que no tenía peso político, que no tenía el reconocimiento, carecía de influencia, no tenía respeto en el Congreso, tenía vasos comunicantes equivocados con las fuerzas que realmente mandaban en el Salón Elíptico y en el Capitolio y eso le terminó costando a Duque en materia de gobernabilidad muchos puntos y perdió el primer envión de un Gobierno que es el primer años que hoy Petro sí es consciente de la importancia que tiene y que por eso meterá su gran paquete de reformas en este primer momento, que es donde más tiene gasolina y respaldo popular, que fue algo que Duque no supo hacer.

En tercera instancia, este Ministerio siguió cayendo en nombres que administraban el mismo comportamiento y deficiencias como Daniel Palacios, un ministro que se dedicó a la burocracia y el clientelismo, que se dedicó a cuidar su círculo personal, que tuvo un error gigante al garantizarle al presidente en abril del 2021 que la reforma se podía pasar, se presentó y todo Colombia sabe en lo que terminó esta reforma tributaria, un ministro que tampoco tenía influencia ni conexión con las mayorías del Congreso y al que los congresistas no respetaban y que le cuestionaban demasiado sus actitudes y no terminó representando lo que era un verdadero ministro del Interior.

La ministra de Justicia, Gloria María Borrero, una ministra que pasó sin pena ni gloria. No pudo presentar la reforma a la justicia, cayó en constantes contradicciones con el jefe de Estado, con el Ministerio del Interior, con el Centro Democrático, tenía una concepción muy distinta de lo que presentaba el presidente Duque en su momento. Un Ministerio por el que luego pasó Wilson Ruiz que terminó de levantar un poco lo que se hizo, muy cuestionado por las situaciones con el INPEC.

Iván Duque se fue sin hacer una gran reforma a la justicia, una gran deuda con todo el país, una promesa de campaña, no se mejoró la situación de las cárceles, la impunidad siguió rampante en el país, un fracaso.

Además, como si fuera poco, el haber puesto a mucha gente de la Universidad Sergio Arboleda en importantes cargos, más por amiguismo, como el fiscal que goza de una imagen mala, cuestionado, con un ego gigante, que la gente no lo ve bien, no confía en él, no lo respeta, no lo ve como una autoridad, pues no fue bueno para el presidente. Si Iván Duque quería poner un amigo ahí, debió haber pensado en una persona mejor calificada y más capacitada, con mejores cualidades que Francisco Barbosa.

Otro error fue haber puesto a Margarita Cabello en la Procuraduría, no es bien visto que un presidente controle Procuraduría, Contraloría, Fiscalía y Defensoría.

En los temas de corrupción no supieron controlar el área de Centros Poblados, no colocaron a las personas idóneas y capaces para los cargos que eran los más exigentes pues pudo más el corazón y la amistad que las aptitudes de las personas. No funcionaron los sistemas y la burocracia para advertir que algo estaba pasando con Centros Poblados, pero al final de todo esto hay un componente mayúsculo y es el de comunicaciones.

Desde Santos hasta Duque han fallado en comunicaciones, Santos lo reconoce pero Duque no. Entonces el tema es que el Presidente quería manejar las comunicaciones y sus asesores sabían y no le decían nada o eran los asesores lo que lo metieron en eso. Por qué cuando a Duque se le cuestionó por no ir a Cali a la hora que era, no se dijo en su momento que era que al Presidente lo querían matar, por qué eso no se le contó a la opinión pública, sino que quedó registrado como un presidente que había tenido miedo de ir a Cali.

Por qué los asesores tuvieron en una política fracasada de no promocionar y publicar los logros del Gobierno, por qué dejaron todo para lo último, por qué se escondió muchas veces al Presidente a los medios de comunicación, por qué no se conectó más con medios regionales, por qué no se permitió que existiera un trabajo más sostenido entre ese sector para contrarrestar la gran oposición política que se le hizo. A nivel del empresariado, a Duque se le cuestionó que siempre que había un problema decía que se iba a reunir con los empresarios pero terminaba reunido con los mismo gremios de siempre, los mismo cinco o seis presidentes de compañías.

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A Duque siempre se le vio como un presidente desconectado, divorciado de la realidad que estaba sintiendo y pensando la ciudadanía. Hubo cosas desafortunadas como el ‘De qué me hablas viejo’, el de no reconocer que el paro nacional tuvo una influencia negativa en su Gobierno, el no reconocer que existieron falencias a la hora de tramitar proyectos y grandes reformas.

El no comunicar lo coloca como un presidente que no hizo nada en educación, cuando fue el presidente que terminó subsidiando a 11 millones de personas dándole educación gratuita al estrato 1, 2 y 3 en Universidades y centros técnicos del país, hecho que perfectamente podría adjudicarse Petro, todo por no comunicar.

Algunos como Roy Barreras consideran que Iván Duque es el presidente menos reformista, entonces Iván Duque pecó por activa y por pasiva, primero quedó mal con mucho de los electores, quedó mal con su partido, quedó mal con el ala más estricta del Centro Democrática y terminó reducido a un círculo muy cerrado, algo que no quedó bien visto.

A modo de conclusión, Duque fue un presidente que recibió una auditoría fuerte, rigurosa, extensa, fuerte crítica de los medios, oposición con ataques contra él y su familia. Será difícil ver a la prensa ahora hacer los mismo controles a Petro que le hacía a Duque pero en parte es porque Duque permitió eso con su silencio y su encierro. Cuando reaccionó fue muy tarde y eso le permitió pasar una factura a su Gobierno y algo que debe aprender este gobierno de Gustavo Petro y los venideros es que si un Gobierno no comunica lo que hace, será la oposición la que lo haga y lo hará de manera distorsionada y muchas veces divorciada de la realidad.