La ciudadanía espera que el reducido grupo de rufianes encapuchados que protagonizaron los hechos sean procesados.
La mayoría habitantes del país quedamos sorprendidos por la acción de un reducido grupo de malhechores encapuchados que con motivo de la protesta por el nombramiento del nuevo rector de la Universidad Nacional causaron daños e incendiaron el torniquete de control de ingreso en la estación Ciudad Universitaria de TransMilenio, en Bogotá.
El repudiable hecho ocurrió el anterior jueves por la falta absoluta y en forma oportuna, en el sector, del grupo antimotines de la Policía Nacional; no se autorizó a tiempo la acción de la autoridad y los rufianes actuaron con plena libertad: el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, tiene razón cuando afirma que los encapuchados, autores de los desmanes, no son manifestantes son delincuentes.
En forma unánime la ciudadanía repudia los sucesos de esta magnitud protagonizados por elementos ruines que no valoran que el transporte en el Transmilenio es un servicio público esencial. Las imágenes presentadas por los medios de comunicación y en forma especial en los noticieros de televisión, son la base para repudiar éstos hechos de vandalismo que, al final de cuentas, por los daños causados, afectan a la mayoría de usuarios del servicio de transporte de la ciudad capital.
La ciudadanía espera que el reducido grupo de rufianes encapuchados que protagonizaron los hechos sean procesados y reciban, en consecuencia, el peso de la Ley.
Jorge Giraldo Acevedo