Empieza esta semana en recintos cerrados a organizar la logística electoral para el próximo domingo 29.

Después de que los candidatos a las gobernaciones, alcaldías, asambleas, concejos municipales y Juntas de Administraciones Locales terminaron el fin de semana anterior, sus jornadas proselitistas con motivo de sus cierres de campaña en todo el país, empieza esta semana en recintos cerrados a organizar la logística electoral para el próximo domingo 29. Todos sabemos que el 50% de los votos que se obtengan, provienen de la planificación y organización de todas las actividades que se van a desarrollar con sus respectivos equipos de trabajo. Llegó la hora de la verdad. La invitación desde esta tribuna es salir a defender la democracia colombiana. Elegiremos a los mejores para que sean elegidos gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y ediles de las comunas y corregimientos.

Vivimos un momento histórico muy asediado por sectores extremistas que buscan consolidar una dictadura en nuestro país, como ha ocurrido en la vecina República Bolivariana de Venezuela, Nicaragua y Cuba, entre otros. Tenemos una gran responsabilidad con nuestro sufragio. No podemos equivocarnos. La democracia, no la violencia, ha de ser el camino para que los reclamos se tramiten y, si tienen el respaldo debido, se traduzcan en reformas. Para ello, el escenario natural son estas instancias enunciadas anteriormente. Aquí hay que ser muy claros: ser el camino expedito llamado a responder a las reivindicaciones expresadas en el espacio público en un momento tan complejo como el actual, obliga a los nuevos funcionarios, diputados, concejales y ediles, a estar a la altura y dispuestos a trabajar por sus comunidades. No es momento de ausentismos, ni de dejar la actividad que les corresponde en un segundo plano sin excusas.

Ustedes tendrán la gran responsabilidad de tener una agenda, donde se condensen iniciativas de diverso origen, pero, si se quiere, provenientes muchas de una cepa común: la urgencia de que su accionar gubernamental se haga realidad y respondan a las necesidades de la gente en diversos sentidos y vistas desde diferentes enfoques, tanto en las gobernaciones, alcaldías y demás corporaciones públicas, como el de los que han ejercido liderazgo en las protestas ocurridas en años anteriores, hasta la fecha.

Es importante que los servidores públicos mantengan reglas, formales y éticas, de no intervención en el proceso electoral. Debe ser claro su no intervención. Este accionar es detestable desde todo punto de vista. El Estado es el encargado a través de sus gobernantes, de garantizar la transparencia y legalidad de los procesos democráticos; nada en su actuar puede leerse como utilización de los poderes estatales para favorecer a un candidato determinado o entorpecer el camino de otro. Es una lógica sencilla que, de todas maneras, vive siendo desconocida por quienes llegan a los altos cargos en el Gobierno: al entrar a la nómina oficial, su más sagrado compromiso es con todos los colombianos y con proteger las instituciones. La Procuraduría y la Fiscalía General, están para vigilar que eso se cumpla.

Hoy el nuevo panorama político del país presenta un nuevo orden. Los ecos del pasado se están materializando en fuerzas políticas innegables. De repente, nombres que no se escuchaban hace décadas, como el Nuevo Liberalismo, Salvación Nacional y Oxígeno Verde, están no solo marcando agenda, sino que se proponen como alternativas de poder en estas elecciones. Si bien es cierto que hay mucho de oportunidad política en este renacer, tener más partidos políticos con personería jurídica puede ayudar a fortalecer una democracia maltrecha. Sobre todo, es una muestra de que el Acuerdo Renegociado de Paz, ha permitido abrir las puertas a diversos tipos de reparación. Salgamos a votar para defender la democracia.