Es indispensable endurecer penas para esta clase de delitos.

Por: Luis Alfonso Albarracín Palomino

alfonso519@gmail.com

Diariamente son difundidas a través de los medios de comunicación y especialmente a través de las redes sociales, los innegables los casos de inseguridad que se están presentando en todas las regiones del país. A diario están ocurriendo raponazos, atracos a mano armado, fleteos, homicidios, sin que existan los suficientes controles de las autoridades. Estas acciones delincuenciales están desbordando la capacidad de respuesta de la Fuerza Pública, lo cual se convierte en una mayúscula preocupación para las autoridades gubernamentales. La percepción de la gente y las cifras oficiales coinciden en que el territorio colombiano atraviesa una preocupante etapa de inseguridad que exige respuesta inmediata del Estado.

Es indispensable endurecer penas para esta clase de delitos. Es un llamado al Ejecutivo y al Legislativo para se aprueben normas severas para que se les ponga freno a los delincuentes reincidentes. Todos sabemos que detrás de estos hechos delictivos, existen bandas organizadas, con tentáculos en otras localidades del país. No es gratuito que todos los alcaldes y gobernadores del país estén siempre pidiéndole de manera urgente a las instancias nacionales que se fortalezca la política pública, que conduzca a fortalecer la seguridad ciudadana. Además de ablandar penas para algunos delitos, el llamado es, que se les ponga freno a los delincuentes reincidentes que, sabiéndose impunes, también les están sumando violencia a sus acciones.

Es tal el desespero de la ciudadanía, que, ante la impotencia institucional para contrarrestar estos actos delincuenciales, se están gestando frentes de seguridad ciudadana, en algunos sectores urbanos y rurales de los municipios del país. Es común ver como los delincuentes cuando cometen un atraco a mano armada, la reacción de la población no se deja de esperar. Inmediatamente salen armados de palos, garrotes, machetes, cuchillos, escoberos, barretones, en otros, utensilios artesanales, que, en masa, salen a cortar el camino a los asaltantes. Luego de fuertes palizas y con el incineramiento de las motos, son entregados a las autoridades, sin que se detecten los responsables de tales hechos ilícitos. La justicia por cuenta propia se ha vuelto un nuevo estilo para combatir la delincuencia. Cuando llaman a la policía, los recogen totalmente moribundos, para ser llevados a un centro hospitalario. Es importante aclarar que no apoyamos esta clase de justicia por cuenta propia. La justicia es la que debe imperar.

La paloterapia, se ha convertido en la principal arma que tienen las familias colombianas para contrarrestar estos desmanes que van en contravía de la normatividad colombiana. Estas situaciones se están presentando en todas las localidades donde hacen presencia estos grupos que se encuentran al margen de la Ley. Ya no interesa que anden armados. Son multitudes de personas que le salen al paso cuando se atreven a huir. Diariamente en las regiones, están apareciendo personas desconocidas muertas, sin que se conozcan los móviles y las personas que hayan cometido estos crímenes.

Igualmente, la presencia es creciente de mensajeros de los grupos narcoterroristas que acuden a dejar amenazas a los propietarios de los establecimientos comerciales, para que acudan a las montañas para negociar los montos de las vacunas que deben cancelar mensualmente, so pena de atentar contra su patrimonio y contra su vida. Este fenómeno se ha venido incrementando de manera exponencial desde que se posesionó el presidente Gustavo Petro el año anterior. Hemos regresado 5 lustros por la laxitud y la benevolencia que ha tenido el gobierno nacional, por el debilitamiento progresivo del aparato armado del Estado, ordenado desde las instancias nacionales. Por tal motivo las comunidades se encuentran desesperadas por tales atrocidades, porque se encuentran indefensos de la protección gubernamental. Tales hechos delincuenciales, han provocado que se estén presentando diversos estilos entre las familias colombianas, para contrarrestar a estos delincuentes que los tienen azotados. Es un fenómeno social y político, que ya raya con las líneas de la buena convivencia que deben primar en las regiones, buscando siempre la tranquilidad y la sana convivencia en las familias colombianas.