Luis Carlos Galán Sarmiento, 1943 – 1989

Por Fernando José Calderón España

Cuando este hombre decía eso, la oposición existía en Colombia sólo como expresión de partido u organización política que disentía del otro dentro de la misma derecha, o dentro de la misma concepción sobre administrar el Estado. La izquierda era lánguida y se encerraba en las teorías marxistas; y el Partido Comunista, que por muchos años fue clandestino era una intención gráfica y, además, sinónimo de ateísmo lo que hacía temblar a los denominados creyentes, que se refugiaban en las banderas godas y rojas. 

Galán fue un representante de la derecha liberal con una dramaturgia rebelde que lo hacía parecer revolucionario. Heredó los rezagos contestatarios liberales del MRL. Por eso, la oligarquía colombiana lo observaba sin inquietud y sólo el narcotráfico con temor. De todas maneras al narcotráfico había que enfrentarlo. Como a la guerrilla. Es un mandato constitucional. 

Por eso, Galán hablaba así y con tranquilidad, pues sabía que en la llamada oligarquía tenía, incluso, simpatizantes. 

Ahora, un gobierno nacido de una estratégica metamorfosis de un movimiento guerrillero, que tuvo orígenes en el populacho conservador y liberal, con una bandera roja, blanca y azul, el M19,  y que tomó connotaciones de izquierda y viró hacia ese lado, se enfrenta, esta vez en serio, a una oposición de derecha que es dueña de todo y a la que sólo vencerá con el apoyo de ese populacho que lo engendró.

Galán decía la verdad, pero su verdad no atemorizaba a los ricos, pues venía de una familia cuyo tronco había sido presidente de Ecopetrol, una entidad que en la época estaba reservada para lo que llamo la oficialidad. 

Ideas buenas, de todas maneras, que se quedaron sin heredad.