Según el informe del Centro Nacional de Memoria Histórica.
Algunos familiares de las víctimas participaron en la presentación virtual del informe “Autodefensas de Cundinamarca. Olvido estatal y violencia paramilitar en las provincias de Rionegro y Bajo Magdalena”.
De acuerdo con el informe, sus primeros vestigios se vivieron a finales de la década de los 70 de la mano de Gonzalo Rodríguez Gacha alias El Mejicano y desde los 90 hasta su desmovilización, en 2004, las comandó Luis Eduardo Cifuentes, alias El Águila.
El documento recoge 3 mil 203 homicidios, 767 víctimas de desplazamiento y 147 desapariciones forzadas cometidas por el grupo ilegal, así como 93 testimonios de exmiembros de la organización.
Una de las víctimas del grupo paramilitar fue María Doris Anzola, habitante de Yacopí (Cundinamarca), quien estuvo al borde de ser asesinada por buscar el cuerpo de su hermano.
Para los investigadores que adelantaron el informe, el accionar paramilitar de las Autodefensas en ese departamento quebró profundamente el tejido social y dejó en el aire un ambiente de estigmatización a los liderazgos comunitarios.
“Encontramos una pérdida del liderazgo social, una pérdida de la organización social, una estigmatización de la organización social como si la organización social fuera un referente del enemigo, como si organizarse socialmente fuera un tema más propio de grupos armados ilegales de extrema izquierda”, indicó León Rodríguez, investigador del Centro de Memoria Histórica.
Además, dentro del informe también se indica que la incursión del narcotráfico afectó también la cultura campesina del territorio, porque los pobladores veían cómo el negocio de la droga era más rentable que los cultivos legales.
Este informe, que provienen principalmente de los municipios de Yacopí, La Palma, Caparrapí, Puerto Salgar, Topaipí, El Peñón y Bogotá, es el No. 7 de la serie “Origen y actuación de las agrupaciones paramilitares en las regiones”.
Con información de INFOBAE