Ocho explosiones en hoteles e iglesias han dejado centenares de muertos en Sri Lanka en el día que los fieles católicos celebraban el Domingo de Resurrección.

El recuento oficial provisional eleva la factura a 207 muertos y más de 400 heridos. Se desconoce la autoría del masivo atentado que ha empujado al Gobierno a blindar al país de nuevos ataques con un toque de queda “hasta nueva orden”.

El presidente, Maithripala Sirisena, se ha mostrado consternado por la masacre, ha pedido calma a la población y ordenado que se tomen las medidas “más severas contra los responsables de esta conspiración”.

 

El primer ministro, Ranil Wickremesinghe, ha condenado el “cobarde” ataque. “Llamo a todo el pueblo de Sri Lanka durante este trágico momento a que se mantenga unido y fuerte. El Gobierno está tomando las medidas necesarias para controlar la situación”, dijo.

El presidente ha dictado el toque de queda inmediato e indefinido en la totalidad de la isla de 21 millones de habitantes. También ha ordenado la centralización de la información a través de los medios oficiales y bloqueado temporalmente el acceso a redes sociales como Facebook y Whatsapp para evitar la propagación de rumores.

Fuentes hospitalarias han informado de que entre los muertos figuran 35 extranjeros de nacionalidad británica, holandesa, estadounidense, portuguesa y china.

Los responsables de la masacre

Efectivos policiales se desplazaron rápidamente a los hoteles e iglesias y acordonaron las instalaciones. En la masiva operación posterior han detenido ya a ocho sospechosos.

Ningún grupo terrorista ha reclamado aún la autoría del peor atentado que sufre la isla del Índico en décadas. Un documento mostrado a la agencia France Press por el jefe de policía Pujuth Jayasundara incluye una alerta a sus subordinados firmada diez días atrás sobre hipotéticos atentados suicidas en “importantes iglesias”. Las instrucciones aclaran que los atentados estaban siendo planeados por el NTJ (National Thowheeth Jamaath), un grupo musulmán radical que ha cometido actos vandálicos sobre estatuas budistas.

Fuente: Agencias Internacionales