Por: Rodrigo Villaba Mosquera
La poca célebre frase del exministro Fernando Londoño, al decir que “el primer desafío del Centro Democrático al llegar a la presidencia será volver trizas ese maldito papel que llaman acuerdo con las FARC”, se está cumpliendo y sin llegar a la Presidencia. Lo están logrando otros sectores políticos, marchitándolo, para que los instrumentos legales de la implementación no se tramiten en el Congreso o salgan tardíamente, como ha ocurrido en el Senado en las dos últimas semanas con la Agenda de Paz, por falta de quórum, y lo ocurrido en la Cámara con la reforma política, utilizando las mañas y artimañas ya conocidas por todos.
Le ha correspondido al Ministro del Interior actuar en solitario. Ha faltado solidez y liderazgo colectivo del Gobierno para contrarrestar la oposición, a donde se ha sumado Cambio Radical; y las bancadas del Gobierno indisciplinadas. Reto grande tiene Santos, porque los acuerdos son para cumplirlos (donde no cabe siquiera la amenaza de que éstos puedan tener marcha atrás), y porque éste es el principal legado de su Gobierno.
Por la incertidumbre de la implementación ya hay consecuencias graves como la deserción de guerrilleros que se habían desmovilizado. Ojala no sea el caso de alias El Paisa.
De la Reforma política excluyeron el Tribunal de Aforados, va a salir extemporáneamente sin poderse aplicar en las próximas elecciones, cercenando posibilidades a nuevos actores de la vida política. Se perdería la posibilidad de contar en las próximas elecciones con un Consejo Electoral con “dientes”, despolitizado, autónomo, que pudiera controlar la financiación de las campañas, convertido en el principal problema, donde los candidatos en el afán del éxito electoral reciben financiación de donde venga, así le vendan el alma al diablo, sin respetar los topes, con la seguridad de que nadie los vigila.
Dificultades mayores se vienen con la columna vertebral del acuerdo como lo es la Jurisdicción Especial de Paz (JEP). Dicen por ahí que como es el desayuno viene el almuerzo. Y para frenar la JEP, utilizan el fácil argumento de que se está beneficiando a unos criminales, o que estamos poniendo en el mismo nivel a militares con guerrilleros, tratando de desconocer que esto se hace para beneficiar a los militares, que como agentes del Estado no es fácil que consigan el tratamiento político que aquí se le da. Hoy más de dos mil miembros de las Fuerzas Armadas están tramitando su inclusión a la JEP, entre ellos el coronel Plazas Vega y los generales Rito Alejo del Río y Uscátegui, incluso el exministro Diego Palacio.
Es importante aclarar que la JEP no es invento de Colombia, ni de las FARC, ni se creó alrededor de esta negociación. La JEP fue creada por la comunidad Internacional para acabar con conflictos armados en otras latitudes.