Por: Fabio Cifuentes

Una persona con gran sabiduría me decía:”tenga mucho cuidado con las vueltas que da la vida”. Esta es una realidad que todos estamos expuestos a vivir, por eso es muy importante que pensemos antes de hablar y actuar, para no tener que pasar tragos amargos.

Muchas veces nos encontramos en una buena situación social y económica y creemos que esto nos da autoridad para maltratar o despreciar a los demás, porque son pobres, indefensos o de un estrato social inferior.

Este es un grave error, muy común en nuestra sociedad, porque olvidamos que el poder, la fama y las riquezas son más efímeras de lo que pensamos, todo esto se puede perder en un abrir y cerrar de ojos, y según como hayamos actuado con los demás, será más fácil o difícil sobrellevar las crisis.

Les quiero contar una historia real que me narró la misma persona que la vivió. Era tan solo una niña cuando quedó huérfana de padre y madre, ante esta situación un tío pudiente se hizo cargo de la menor.

Pero aún con el dolor de quedar sola se enfrentó a la dureza de su nuevo hogar, un tío maltratador, que a pesar de su corta edad la puso a trabajar en sus negocios y la sometió a duros castigos por los supuestos errores que cometía en sus labores.

La niña desesperada por el trato tan terrible que estaba recibiendo decidió huir a otro pueblo, allí consiguió trabajo y con el pasar de los años logró abrir su propio negocio.

Fue muy exitosa, porque tenía una particularidad, siempre estaba enfocada en el servicio a los demás, actitud que la llevó a ser una gran empresaria social.

Un día, después de muchos años, el tío que la maltrató perdió sus negocios y enfermó, él sabía de la prosperidad de su sobrina, y tomó la decisión de buscarla para pedirle ayuda, debido a la difícil situación que estaba pasando.

Ella, sin ningún resentimiento, lo acogió en su hogar y lo atendió con cariño hasta el día de su muerte. Esta mujer maravillosa me contaba sus experiencias y me repetía: “tenga mucho cuidado con las vueltas que da la vida”.

Ella, una verdadera santa, no guardó rencor y ayudó al tío, una actitud ejemplar: ¡El Perdón! Porque también él pudo haber recibido el rechazo por todo lo que hizo con ella.

En estos momentos de pandemia, reflexionemos sobre la fragilidad de la vida y en el daño que podemos hacer con la soberbia.

Por eso, cada día levantémonos dispuestos a servir, a cultivar amor en los demás y en la naturaleza porque no sabemos las vueltas de la vida.