El Abate de la Hermita:
La arriería antioqueña, poderosa y ejemplar, en todo sentido, desde finales del siglo XlX, hasta los años cincuenta, nos dejó ricas enseñanzas de cómo ayudar a construir riqueza. Los patrones y señores feudales de la época, sin su asistencia, no habrían podido fundar poblados, transportar el fruto de las cosechas y fomentar el amor al trabajo en el campo.
Esa raza paisa, berraca y singular, colonizó montañas, valles, hondonadas, creó riqueza, hizo su tránsito de la artesanía a la industria, transformó el ocio y la pereza en fecundos emprendimientos de la época. Por eso Antioquia es Antioquia. Lástima que esa Antioquia, no llegó a Fusagasugá. O si no, otro gallo nos cantaría, así aún gobernará Teodoro Aya.
Fusagasugá está huérfana de empresas, de verdaderos empresarios, de inversionistas, de surtidores de capital. Está huérfana de visionarios con talento y con audacia. Aquí, todo se centra, en las elecciones para alcalde y concejales. Porque Fusagasugá no da para más?. ¿Dónde está el estancamiento? No es sino ir a la Cámara de Comercio, y nos damos cuenta que todo es comercio. Es una sociedad engendrada para el comercio, no para la industria.
Las granjas avícolas, aquí, no son industria. ¿Por qué se fue Incubacol? Son comerciantes que venden huevos, sin ningún control estricto fitosanitario. Instalaciones nauseabundas. No hay generación de empleo, pero sí generación tributaria.
Aquí no hay industria de la construcción. Hay contratistas. Abundan y merodean el presupuesto público. Fusagasugá debe sacudirse. Sus líderes y dirigentes deben reaccionar. Reunirse. Analizar, proponer, comprometerse y sacar esta sociedad de su orfandad emprendedora. Nada pierden, con seguir aprendiendo.
La Inírida, vida. Tierra Negra, Fusagasugá, enero 14 se 2024.
¿Qué pasó con Incubacol?