“El perdón libera a quien decide vivir de una manera diferente”

Por Julián Gelvez

Perdonar se convierte en uno de los actos más valientes al que no invita Jesús – sobre todo en un mundo que incita a eliminar al que piensa, actúa, habla y se ve diferente. En la actualidad la mayoría de discursos (y no solo los discursos) que no acepten aquellos que son hegemónicos están condenados a desaparecer, no solo por la incapacidad de comprender al otro sino por la pre-valencia del prejuicio. Y es aún más triste que nosotros “los cristianos” la mayoría de veces aceptemos y demos por hecho esos discursos de rechazo –quizá por pleno desconocimiento del mensaje de amor de Jesús-.

Pero revisemos que dicen las escrituras acerca del perdón. Y acá nace una pregunta ¿Es la falta de perdón un pecado? Trataremos de responder esta pregunta a la luz de la Biblia. Si revisamos el libro de los Proverbios (28:13) podemos leer, que si ocultamos un pecado no prosperaremos pero si confesamos esos pecados alcanzaremos misericordia. Esto nos lleva a pensar en un primer poder otorgado por el Perdón a través del reconocimiento de nuestras debilidades y la falta de perdón es una de ellas. Sentimos que la vida no cambia, que todos los días son iguales como si estuviésemos viviendo el mismo día una y otra vez. Y nos sumergimos en la cárcel de la monotonía que tanto afecta todas las dimensiones en las que queremos prosperar. La falta de perdón desde esta perspectiva es una de las causas por las cuales nuestra vida no cambia y se nos muestra un panorama desértico y estéril. Pero si logramos comprender el poder del Perdón logramos movernos comprendiendo otras realidades y lo mejor aún con el perdón de nuestro Padre.

En el libro de Lucas (6:37) se nos hace referencia al peligro del juicio y a la rapidez con la que juzgamos a las personas o a alguna situación que desconocemos de hecho. De esta manera es como si llevásemos una pesada roca en todo momento (como las rocas que iban a usar los fariseos que iban a lapidar a la prostituta). Una roca que pesa y a consecuencia de nuestra incapacidad de ver más allá de las apariencias, cargamos. Y cargamos con éste peso a donde vayamos y es éste peso de la falta de perdón. ¿Qué tan dispuestos estamos a dejar esa roca? El objetivo final de esa roca es arrojarla para lapidar a quien consideremos pecador. No juzguemos y nos seremos juzgados. Abandonar esa nos libera de un peso que cargamos innecesariamente.

Cuando no perdonas sientes que estás enfermo. La ciencia médica ha comprobado que cuando sometemos nuestra mente y cuerpo a estrés nos enfermamos. La noticia es que el espíritu también se enferma, se entristece cuando la falta de perdón nos alcanza, quizá por orgullo o soberbia. El perdón tiene el poder sanador inimaginable. Como vimos anteriormente el perdón puede mostrarte nuevos caminos para lograr moverte de una situación desesperada, te puede liberar y puede sanarte porque igualmente puede liberar sentimientos contraproducentes para tu espíritu.

En el segundo libro de Crónicas (7:14) se nombra la tierra fértil que puede ser asociada a tus potenciales. De esta manera comprendemos que la falta de perdón puede generar un velo que no te deja ver tu diseño, ni tu propósito ni para lo que fuiste creado. Si estás inmóvil, pesado y enfermo, el perdón puede solucionar y mostrarte nuevos horizonte que antes no podías visualizar. Estás tan consumido por la falta de perdón que literalmente se te va la vida experimentando el orgullo en una zona peligrosa que no te deja reconocer quien eres y mucho menos tu potencial.

Dios hoy te dice que limpies tu corazón (Joel 2:13) que vacíes todo eso que te hace daño para poder descubrir el poder del Perdón.

En últimas el perdón te impulsa a recorrer otros caminos (pero debes ser valiente) te libera de un peso que te mantiene inmóvil e ignorante y te sana porque reconstruye tus fibras emocionales que sirven de soporte a tu espíritu. No dudes del poder que tienes en tus manos para cambiar el mundo y hacer lo que en este mundo ahora es extraño hacer… perdonar.