Por: Juan Niño López
Desde niño supe de la celebración de la Semana Santa, dedicada a recordar la vida, sacrificio y resurrección de Jesús de Nazareth, el Hijo de Dios, según me decía mi Madre. Supe, después, que era una conmemoración milenaria.
Por algún motivo desconocido la figura de Jesucristo se levantó ante mí sorprendentemente grande. Sus palabras y milagros llamaron mi atención desde niño. Su sacrificio me conmovió durante mi infancia y juventud y un ¿Por qué? permaneció sin respuesta hasta bien entrada mi tercera edad.
“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”. “Sed perfectos, como el Padre del Cielo es Perfecto”. “Amaos los unos a los otros como yo os he amado. En esto conocerán que sois mis discípulos”. “No juzguéis a los demás si no queréis ser juzgados. Porque con el mismo juicio que juzgareis habéis de ser juzgados, y con la misma medida que midiereis, seréis medidos”. “No dirán mirad, aquí está ni allí está, porque el Reino de Dios está dentro de vosotros”. “Así que yo os digo: pedid y se os dará; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá la puerta. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá”. “Aquél que esté libre de pecado que arroje la primera piedra”. “No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”. “Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres. “Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y vuestro Padre, que está en los cielos, sea glorificado”.
Cientos de frases y parábolas hay en el Evangelio de Jesús de Nazareth, escrito por él sin una sola letra, pero con sucesivos hechos extraordinarios. Una forma especial de escribir en los soportes espirituales (“Yo Soy El Camino”) (Él es el Método). “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis”.
“Pilato entonces le dijo: ¿Así que tú eres rey? Jesús respondió: Tú dices que soy rey. Para esto yo he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. (“Yo Soy La Verdad”). “Todo el que es de la verdad escucha mi voz”. “Pilato le preguntó: ¿Qué es la verdad? Y habiendo dicho esto, salió otra vez a donde estaban los Judíos y les dijo: Yo no encuentro ningún delito en El”. (Él es la Verdad). “Pero es costumbre entre vosotros que os suelte a uno en la Pascua. ¿Queréis, pues, que os suelte al Rey de los judíos?” (INRI se escribió en su cruz, acrónimo de la frase en latín: Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum: Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos«). Muchos siglos después, se afirmará que la Verdad es la coincidencia entre el contenido mental y la realidad exterior.
“Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna”. (“Yo Soy La Vida”). “Quien hace la voluntad de Dios permanece para siempre”.
La Voluntad de Dios se conoce al seguir el Camino, encontrar la Verdad y lograr Vida Eterna. “Dijo Jesús a Mateo: ‘Sígueme’. Él se levantó y lo siguió”.