Hace un par de días, registramos un terrible caso de violencia intrafamiliar, en el que un hombre amenazó a su esposa e hijas con un arma de fuego. Luego de la intervención de la Policía se logró la captura del individuo que al parecer tiene historial violento en su casa, sin que esto signifique que tiene antecedentes.
Adalberto Arias Martínez de 53 años de edad, procedente de Iconozo Tolima, es quien el domingo en la noche en estado de embriaguez llegó hasta la finca Emilia María, ubicada en la vereda la Isla, Km 2 vía Arbeláez (Cundinamarca) y allí, después de una acalorada discusión, atentó contra la vida de su propia familia (esposa e hijas).
La oportuna llamada de los vecinos logró la rápida acción de los agentes de Policía que acudieron al llamado. Luego de su captura, el hombre fue presentado ante un juez de garantías quien le imputó los cargos de tentativa de homicidio, violencia intrafamiliar agravada y porte ilegal de armas de fuego, cargos que el sindicado no aceptó.
El juez durante su intervención hizo énfasis en que las leyes colombianas protegen de manera especial a los menores de edad y condena de manera vehemente la violencia contra la mujer. Por esa razón le impuso medida de aseguramiento intramural en la cárcel del circuito de Fusagasugá.
El abogado defensor de Arias, Pedro Camacho, no estuvo de acuerdo con el juez, “no me convence la decisión del señor Juez, ya que determinó que mi defendido es un peligro para la sociedad por la serie de delitos que cometió, lo cual no niego que sean graves, pero deben mirar el caso en concreto, la persona en particular y no la clase de delito o la clase de pena que tienen, siempre ven es el delito, la gravedad, la peligrosidad, nunca ven en sí la clase de persona que es cada individuo. No había antecedentes, ni anotaciones, el señor fiscal tampoco demostró ningún antecedente, solamente determinó el señor Juez, con la versión de la víctima, que en sí puede ser amañada o que simplemente es alguien que busca sus intereses propios contra mi defendido”.
Infortunadamente estas son situaciones cotidianas en nuestro entorno, y no solo se pasan por alto, sino que muchas veces son justificadas con excusas. El caso del hombre que golpea a su pareja cuando está bebiendo o el que piensa que porque la mujer se viste de forma ‘provocativa’ se expone a que la violen, aunque parecen escenarios de siglos pasados, son ejemplos que se mantienen en el imaginario colectivo de nuestro país.
De acuerdo a las mediciones sobre la tolerancia social e institucional de las violencias contra las mujeres, elaborada por la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, con el apoyo de ONU Mujeres, la Corporación Humanas, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo y la Embajada de Noruega, lo más preocupante en los casos de violencia contra la mujer, es justamente esa resignación de la misma sociedad frente a los mismos.
Generalmente pasamos de largo o miramos a otro lado cuando vemos el maltrato. Son pocos los valientes ciudadanos que deciden dar aviso a las autoridades. Gracias a una llamada, se evitó una tragedia de peores proporciones en la familia de la Vereda La Isla, lo que demuestra que “no es tiempo de callar”, sino de actuar.
El hombre es el que manda en el hogar, y es mejor tener hijos hombres porque representan menos problemas, esas afirmaciones temerarias pero vigentes en nuestra sociedad, hacen que los índices de violencia continúen altos, comprobando (para nuestro pesar) que Colombia es un país de leyes y políticas que no se cumplen.