De acuerdo al más reciente informe del Instituto de Recursos Mundiales (WRI), se afirmó que el mundo perdió 12 millones de hectáreas de selvas tropicales el año pasado. Una extensión semejante a la superficie de Nicaragua.
También fueron destruidas 3,64 millones de selvas vírgenes, fundamentales para el clima y la biodiversidad.
Agrega que los países más afectados son Brasil, Indonesia, República Democrática del Congo, Colombia y Bolivia.
Cabe resaltar que, según el informe anual de Global Forest Watch, 2018 fue el cuarto peor año en términos de deforestación de la selva tropical, por debajo de 2016, 2017 y 2014.
Frances Seymour, funcionario de WRI, explica que «aunque es tentador aplaudir un segundo año de bajada tras el pico de 2016, si observamos los últimos 18 años, está claro que la tendencia mundial sigue al alza».
Por su parte, Mikaela Weisse, miembro de la misma entidad, destaca que estas selvas “son las que tienen mayor impacto en términos de emisiones de carbono y de biodiversidad. Además, son espacios que almacenan dióxido de carbono y albergan una importante fauna y flora”.
El ritmo de la destrucción
El ritmo de destrucción de las selvas vírgenes es muy inquietante en República Democrática del Congo (RDC), mientras que se desaceleró en un 63% en Indonesia gracias a medidas gubernamentales y a dos años relativamente húmedos, que hicieron disminuir los incendios. No obstante, el fenómeno El Niño podría tener efectos negativos para 2019.
Para Colombia, la pérdida de selva virgen aumentó 9% entre 2017 y 2018, luego de la firma del acuerdo de paz entre el Gobierno y las Farc. Posibilitó un mayor acceso a algunas zonas.
Las cifras no son alentadoras para Brasil, registrado como el país que perdió más superficie de selvas vírgenes. Según datos de la ONG Imazon, la deforestación en Amazonia brasileña aumentó 54% en enero de 2019, con relación a enero de 2018. El panorama para los especialistas puede ser peor con la llegada de Jair Bolsonaro a la presidencia del país, ya que entre sus propuestas está priorizar el agronegocio.
Sin embargo, en una carta entregada a la AFP, el gobierno brasileño reiteró su compromiso en la conciliación de la producción agrícola y la preservación ambiental. “Somos un ejemplo de que esa conciliación es no sólo deseable, sino también totalmente alcanzable».
Según esa nota del Ministerio de Relaciones Exteriores, «el 66% del suelo del país está destinado a la protección y preservación de la vegetación nativa. La agricultura ocupa 9% del territorio y la ganadería un 20%».
WRI señala también la situación en Ghana y en Costa de Marfil, los países que perdieron más porcentaje de selva virgen entre 2017 y 2018, un 60% y 26% respectivamente.
Fuente: AFP