Sumapaz, una provincia también afectada por el conflicto hace referencia a la situación que se vivió en el páramo hace 20 años con la presencia de grupos al margen de la ley, en donde la población sufrió las consecuencias de la violencia. Hoy, después del acuerdo de paz ya no se viven estos sucesos que marcaron la vida de los campesinos en tiempos de conflicto.

Por: Colombia2020/ @EEColombia2020

El departamento, conformado por 116 municipios y con 115.449 víctimas del conflicto armado registradas, quiere convertirse en líder de programas como la titulación de tierras, el desarrollo de vías terciarias y la construcción de la paz. Es el único que ha creado una Agencia para la Paz y el Posconflicto.

Un estudio realizado por el Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, sostiene que las FARC tuvieron en Cundinamarca una presencia mínima en la década de los setenta y luego crecieron progresivamente hasta contar, en el año 2000, con 14 frentes operando en su territorio.

Por sus características geográficas y por la cercanía que tienen algunos de sus municipios con Bogotá, todo el departamento se convirtió en uno de los corredores de los grupos armados al margen de la ley. Se constituyó como un centro estratégico en tiempos de conflicto porque sus municipios limitan con departamentos como, Antioquia, Boyacá, Caldas, Casanare, Huila, Meta y Tolima.

Luego de la firma del acuerdo de paz en La Habana, este departamento se ha querido posicionar como un departamento piloto en la formalización de tierras, avance en proyectos productivos y la recuperación de las vías terciarias para el desarrollo inclusivo de los campesinos.

Una de las zonas más golpeadas por la violencia, fue la de Ríonegro, que va desde el municipio de Pacho hasta Yacopí. Lugares alejados, de difícil acceso, que vivieron la época de violencia en su máxima expresión, no solo fueron afectados por la guerrilla, sino también por los paramilitares.

Hoy Ríonegro tiene más de nueve mil hectáreas sembradas en cacao.Este es un proyecto al que se le ha dado continuidad desde gobiernos anteriores. “Hemos potencializado la siembra de cacao en esta zona, estamos convencidos de que una de las salidas es pensar en economías de escala con calidades que nos permitan acceder cada vez a más mercados, mostrar que existen alternativas de cultivo y de vida relacionadas con el sector agropecuario y productivo rentables. Hemos querido darle un valor agregado y deferencial, por eso se trabaja de manera orgánica”, asegura Juan Gabriel Ayala, secretario de agricultura de la gobernación.

El municipio de Viotá se encuentra ubicado en la Provincia de Tequendama de Cundinamarca, está localizado a 86 kilómetros de Bogotá. En este municipio casi toda la población fue víctima del conflicto armado.

Hoy Viotá, según la gobernación, es considerado como la capital cafetera de Cundinamarca. Con más de cuatro mil hectáreas sembradas, es el mayor productor de café del departamento.

La gobernación ha venido fortaleciendo estos proyectos, con acompañamiento e inversiones, para el apoyo y sostenimiento de los cultivos de los campesinos y así tener acceso a nuevos mercados.

Juan Gabriel Ayala hace referencia también a Sumapaz, una provincia también afectada por el conflicto hace referencia a la situación que se vivió en el páramo hace 20 años con la presencia de grupos al margen de la ley, en donde la población sufrió las consecuencias de la violencia. Hoy, después del acuerdo de paz ya no se viven estos sucesos que marcaron la vida de los campesinos en tiempos de conflicto.

Sumapaz es un territorio rico en la producción de frutas. Tiene un proyecto enfocado en la cosecha de aguacate hass y cítricos, porque son cultivos que se encuentran dentro de la oferta exportadora del país. Sumapaz cuenta con muchas fuentes hídricas esto hace que cualquier proyecto productivo que se establezca tenga un futuro asegurado.

Ayala reafirma la importancia de los campesinos en todo el departamento, asegura que las políticas agropecuarias deben centrarse en dignificar el trabajo y la vida del campesino, asegura que la única forma de construir paz en el campo es brindando alternativas reales y rentables a los campesinos.

Una agencia para la paz

Como parte de la decisión de considerar el acuerdo de paz como una oportunidad, hace dos años, se creó en Cundinamarca la agencia para la Paz y el Posconflicto, la única en su género que existe en el país. La encabeza Roberto Moya, gerente general, quien cuenta la experiencia que han tenido en los municipios luego de la creación de la agencia, teniendo en cuenta que en el departamento hubo más de ciento setenta mil víctimas.

“Hemos recogido muchas experiencias de en todas la zonas que hemos visitado, a través de foros, actividades en las escuelas, con la comunidad y las familias. La construcción de paz se hace desde los hogares, afirma.

“Vive la paz cotidiana”, es uno de los proyectos más importantes de la agencia, en desarrollo del cual se han realizado foros en 20 de los 116 municipios del departamento, que contaron con la participación de con la participación de 4.600 personas. Con el acompañamiento de la Gobernación han realizado un análisis de cómo se puede construir la paz cotidiana en las comunidades.

La violencia intrafamiliar y la violencia en los colegios es uno de focos del proyecto, Moya asegura que existen diversos factores que le quitan la paz y la tranquilidad a las comunidades, incluso después de conflicto armado vivieron. La agencia pretende la reintegración y la superación de conflictos con el fin de expandir la seguridad y un desarrollo inclusivo en el departamento.

En los municipios afectados por la violencia las comunidades tienen comportamientos particulares, de alguna manera se acostumbraron a la violencia, asegura Moya. La agencia pretender eliminar, con un trabajo análisis y acompañamiento, todos estos comportamientos que se transmiten de generación en generación para que ningún tipo de violencia afecte al departamento.

Una participación incluyente garantiza la construcción de paz en los municipios, los derechos humanos y su valor son fundamentales para todas personas del departamento, afirma Roberto Moya.

Las políticas para la paz hacen parte de los objetivos principales del trabajo de la agencia, quieren que los campesinos y pobladores sean protagonistas en cada actividad a favor de la paz y en contra de cualquier tipo de violencia.

“Queremos que todos empiecen a mejorar sus relaciones, que dialoguen sus conflictos y nos tengan en cuenta en cada momento de esta construcción”

Una apuesta por las vías terciarias

Las vías terciarias son aquellas que comunican las zonas rurales de los municipios con las zonas urbanas. Son de vital importancia ya que por allí los campesinos sacan sus productos para venderlos.

Cundinamarca ha querido implementar un modelo de atención único de estas vías. Son quince mil kilómetros, que para la administración departamental son consideradas las vías del posconflicto. “Nosotros hemos querido estar a la vanguardia. Con el Gobierno Nacional se implementó un modelo y hemos sido pioneros en la reparación y construcción de las vías terciarias”, asegura Nancy Valbuena, Gerente del Instituto de Infraestructura y Concesiones de Cundinamarca (ICCU).

La Gobernación fortalece los combos de maquinaria que ayudan al mantenimiento de estas vías porque se ha determinado, en sus visitas al territorio, que los campesinos están muy interesados en apoyar esta labor para aumentar con producción y competitividad.

La vida de los habitantes en los municipios de Cundinamarca ha cambiado, hace 40 años no había vías ni mantenimiento en las mismas para que los campesinos vendieran sus productos en otros municipios.

Hoy se trabaja con placa huellas, que están hechas en concreto y se hicieron con base en la topografía del departamento para que el tránsito en cualquier época del año.

La conexión con los departamentos fronterizos es importante en la construcción y reparación de las vías terciarias. La Gobernación ha realizado proyectos con los departamentos vecinos como Boyacá, y Meta. «Hemos construido puentes que permiten la conectividad y un vínculo entre las regiones que es importante para el desarrollo del departamento», afirma Nancy Valbuena.

Con estos proyectos la Gobernación busca una integración de las regiones con herramientas de nuevas tecnologías que hagan más eficiente la inversión de la Gobernación en todo el territorio.

Invirtiendo en formalización de tierras

En Cundinamarca más del 60% de los predios rurales son informales, lo significa que no hay títulos de propiedad. Son más de 250.000 predios están sin formalizar en el departamento. Con el programa, “Cundinamarca tierra de propietarios rurales”, este proyecto no solo se encarga de establecer las rutas jurídicas de formalización, que es lo que normalmente se hace en los programas de formalización a nivel nacional, sino que, llegan a la titulación de las tierras, es decir, a los campesinos se les entregan sus escrituras registradas.

En lo que va del año, 500 campesinos cundinamarqueses recibieron los títulos de propiedad de sus tierras en compañía de la Gobernación de Cundinamarca.

Después de Boyacá, Cundinamarca es el departamento que tiene el mayor número de predios informales. Juan Gabriel Ayala, Secretario de Agricultura de la Gobernación asegura que la formalización brinda protección al derecho de la propiedad, permite facilidad de acceso a créditos, subsidios y los predios entran de manera formal seguro de tierras, incentivando a los productores rurales para que puedan invertir y desarrollar una agricultura más eficiente y competitiva.

En las zonas de conflicto la titulación es casi nula porque debido al desplazamiento, los campesinos dejaban sus tierras sin legalizar.

«Los adultos mayores campesinos sueñan con poder heredarles la tierra a su familia y en la informalidad eso no se podía. Uno de los primeros beneficiarios del programa nos dijo que había cumplido en sueño de su vida el día en que se convirtió en propietario de su finca», complementa Moya.