6 son los líderes sociales asesinados en los primeros siete días del 2019.
Bogotá, D.C., 8 de enero del 2019
Para el mes de diciembre del año pasado, el Sistema de Alertas Tempranas de la Defensoría del Pueblo señaló que 164 líderes sociales y defensores de DD.HH fueron víctimas de homicidio.
El asesinato de líderes sociales es una constante en los medios de comunicación, pero como dice Juan Fernando Vargas, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad del Rosario, la información sobre esas muertes se da sobre todo a partir de la narración de casos aislados, y son pocos los estudios sistemáticos y rigurosos para entender el alcance y las razones de lo que está pasando.
Vargas, con otro grupo de profesores de esa facultad, estudiaron la situación desde enero de 2011 hasta diciembre de 2017. Según los autores, es improbable que sus conclusiones se modifiquen si el estudio se actualiza hasta el 2018. Su artículo “Killing social leaders for territorial control: the unintended consequences of peace”, que revisó los datos de asesinatos de líderes sociales entre 2011 y 2017, permite entender cuándo aumentaron, dónde han ocurrido, por qué razones y quiénes están detrás.
A partir de la lectura del documento y de la conversación que el portal de noticias políticas más importante del país La Silla Vacía logró con Vargas, que asegura que sus hallazgos siguen vigentes hoy, su sección especializada La Silla Académica presenta siete conclusiones sobre el asesinato de líderes sociales.
El asesinato de líderes sociales se disparó cuando las Farc dejaron de disparar
Esos asesinatos se dispararon cuando las Farc decretaron el cese al fuego unilateral y permanente el 20 de diciembre de 2014, y no han dejado de crecer desde entonces.
Que la entonces guerrilla dejara de disparar fue un incentivo suficiente para que esos asesinatos empezaran a crecer, y ni el desarme ni la implementación del Acuerdo de paz cambiaron la velocidad de crecimiento. Por eso, la idea usual de que estos fueron los momentos clave oculta que el problema viene de atrás.
Se ha dado en lugares donde estaban las Farc y en la cercanía de otros grupos ilegales
A los líderes sociales los han matado en mayor proporción en los lugares en los que estaban las Farc antes del cese al fuego y, que además son cercanos a lugares con presencia de otros grupos armados. La presencia de las Farc se entiende como los municipios en los que había realizado, al menos, una acción armada entre 2011 y 2014.
La hipótesis para explicarlo es que con el cese al fuego las Farc enviaron la señal de que eventualmente dejarían las armas, lo que otros grupos armados -como las bandas criminales de origen paramilitar y el ELN- vieron como una oportunidad para adueñarse de esos territorios.
Y una estrategia para hacerlo fue asesinar sistemáticamente a civiles, especialmente, líderes.
Y bajó donde había otros grupos y no Farc
El asesinato de líderes sociales disminuyó, en cambio, en los lugares donde sólo había presencia de ELN y/o bandas criminales pero no de las Farc. El estudio muestra que en esos municipios cayó la tasa de homicidios de líderes después del cese al fuego en un 0.06 por cada 100 mil habitantes (relativo a la población municipal promedio de estos municipios), sugiriendo que estos grupos sustituyeron su actividad violenta hacia lugares donde estaban las Farc.
Esto es equivalente a poco más de la mitad del aumento observado en lugares con presencia de las FARC, equivalente a 0.11 líderes asesinados por cada 100 mil habitantes después del cese al fuego.
La hipótesis es que esos grupos tienen una capacidad bélica limitada, y privilegiaron adueñarse los territorios que dejaban las Farc, disminuyendo su capacidad de asesinar líderes en otras zonas.
Sin embargo, el estudio no tiene en cuenta lo que hayan hecho las disidencias de las Farc, por ser un actor nuevo del que no había información suficiente y sistemática.
Aumentó desproporcionadamente donde la justicia es más cuestionada
Donde más han asesinado líderes son los lugares en los que, proporcionalmente, la justicia es más cuestionada, es decir donde hay más investigaciones disciplinarias contra jueces, comparados con otros funcionarios públicos ante la Procuraduría (en la gráfica, aparece en verde el promedio de homicidios de líderes en los municipios de mayor cuestionamiento judicial en los que había presencia de las Farc y estaban en la cercanía de otros grupos armados).
La hipótesis de los investigadores, es que en esos lugares las personas tienen menos incentivos para denunciar delitos..
No los han matado tanto por minería o coca como por tierras
En los sitios en los que estaba las Farc y son cercanos a la presencia de otros grupos armados, y además hay solicitudes de restitución de tierras, hay en promedio más líderes asesinados que en los que no hay solicitudes.
En contraste, no hay diferencias importantes en donde hay o puede haber minería (municipios con minería legal o ilegal, o donde hay títulos mineros) o coca (municipios aptos para su cultivo, tuvieran o no coca en esos años).
Donde hay solicitudes de restitución de tierras las bandas criminales son los principales asesinos
En los sitios donde hay solicitudes de restitución de tierras los principales asesinos son las bandas criminales de origen paramilitar, y no el ELN.
Vargas explica que en los lugares donde estaba las Farc, en los que hay solicitudes de restitución de tierras, y son vecinos a lugares con presencia de bandas criminales, a partir del cese al fuego la tasa de homicidios de líderes respecto de la población municipal aumentó en 0.32 por 100 mil habitantes. Esto es el triple del aumento promedio encontrado por los autores del trabajo en los municipios que tenían presencia de las Farc y estaban expuestos a otros grupos armados.
Su hipótesis es que en esos lugares dichas bandas están al servicio de élites locales que tienen intereses de concentración de tierra.
Los líderes comunales son las principales víctimas
Han asesinado más líderes comunales que otro tipo de líderes, como afros, indígenas o de otras organizaciones, como líderes sindicales o ambientalistas.
La hipótesis del estudio es que tras el vacío de autoridad dejado por las Farc y el abandono histórico del Estado, los líderes comunales adquirieron mayor visibilidad pues son quienes gestionan las demandas de la gente en los territorios, lideran la resistencia civil y posibilitan la acción colectiva.
Eso es, justamente, lo que encontró La Silla Vacía EN LA INVESTIGACIÓN sobre el asesinato de líderes publicada en agosto.