Mientras en 1960, cada año había 45 nacidos vivos en Colombia, esa cifra  por cada 1.000 habitantes y  actualmente esa cifra se reduce a 15.

Este hecho quedó en evidencia en el censo nacional de población de este año que calculó que definitivamente son 45,5 millones de colombianos y no los 50 millones que se proyectaban.

En Níger el país que tiene la mayor tasa de natalidad en el mundo, en 1960 había 58 nacidos vivos por cada 1.000 habitantes en un año y hoy son 48. ¿Qué se ha hecho en Colombia y no en Níger para desviar la tendencia? ¿Qué implicaciones tiene?

El dilema para Juan Esteban Jacobo, docente investigador de macroeconomía de la Universidad Externado, está en que si bien una tasa de natalidad más controlada derivará en que aumenten los ingresos de la población y en que disminuyan problemas relacionados con la sobrepoblación, hacia futuro habrá menos gente para trabajar y a largo plazo se disminuiría la tasa de crecimiento del país.

“Lo que termina siendo bueno para los mercados, no necesariamente lo es para la gente. Es alta la posibilidad de tener una tasa de crecimiento en el largo plazo con mayor población, pero cuando esta crece mucho, eso implica que hay una considerable parte de los habitantes que vive supremamente mal”, explicó Jacobo.

Si hay una institución para hablar con autoridad de este dilema es Profamilia, que acaba de recibir en Kigali (Ruanda) el premio Excelencia en el liderazgo para la Planificación Familiar en la categoría Organización.

El galardón fue otorgado por el International Conference on Family Planning liderado por el gobierno de Ruanda, el Ministerio de Salud de ese país y el Instituto para la Población y Salud Reproductiva Bill y Melinda Gates.

Cuando Profamilia inicio a sus acciones en 1965, la esperanza de una mujer que llegaba a la edad reproductiva, era tener, en promedio, 6,8 hijos. A 2010 bajó a 2,1 hijos y en 2015 se registró una tasa de 2 hijos por mujer.

En estas décadas esa organización ha llegado a poblaciones vulnerables, a través de brigadas buscando garantizar el acceso a los métodos anticonceptivos, así como a una educación incluyente para que los colombianos, especialmente las mujeres, puedan tomar decisiones informadas sobre su sexualidad y reproducción.

Lo hicieron de manera aislada y pionera contribuyendo desde entonces a la labor de información, educación y acceso a servicios de anticoncepción.

Su directora ejecutiva, Marta Elena Royo, asegura que estos esfuerzos solo serán posibles si Colombia continúa trabajando de manera mancomunada en materia de derechos sexuales y reproductivos con instituciones públicas y privadas, donde la educación sexual se incluya como estrategia incluyente a nivel de tomadores de decisiones.

En el país se hizo en 1971 la primera vasectomía y en 1973 la primera ligadura de trompas mediante laparoscopia. En los años 80 se introdujo en el territorio nacional el implante subdérmico y, en este siglo, la píldora de emergencia.

Se podría decir que nunca antes se había tenido acceso en el territorio nacional a la variedad de métodos anticonceptivos a los que, con facilidad, hoy se puede acceder. Ese es un avance importante para el país.

¿Hacia dónde se debe ir?

Para no llegar a un extremo en el que haya una población envejecida y pocos jóvenes, la Encuesta Nacional de Demografía y Salud hecha por el Ministerio de Salud y Profamilia, determinó que en Colombia el número ideal de hijos por mujer es de 2,1.

“Estamos sobre la tasa de reemplazo que es dos hijos por mujer”, sostiene Royo.

A su parecer, se debe seguir por ese rumbo y fortaleciendo políticas de Estado sólidas que aseguren su continuidad en el tiempo, dentro de un estado laico.

Desde Profamilia creen que invertir en los derechos sexuales y reproductivos está asociado con el bienestar del país.

“Como sociedad, debemos mantener un respeto por la igualdad y la equidad de género en la lucha por unos derechos universales que abanderen a Colombia en la garantía de una sexualidad plena”, añade Royo.

Prácticamente se trata de seguir por la senda de garantizar el acceso a los métodos anticonceptivos en todos los niveles, para asegurar el goce efectivo de los derechos sexuales y los derechos reproductivos de la población.

Garantizar esa continuidad en el uso de los métodos dependerá de una dispensación continua de los mismos.

En la región, Venezuela tiene 19 nacidos vivos por cada 1.000 habitantes cada año; Brasil 14,1; México 18,1; Perú 19,2 y Ecuador 20,1. Para tener un panorama más amplio; en España son 8,7 y en Estados Unidos 12,4, esto según cifras recopiladas por el Banco Mundial.

Desde Profamilia, una entidad sin ánimo de lucro que por casi seis décadas ha venido contribuyendo en este aspecto al país, labor que el mundo reconoce, están convencidos que lo que ha venido haciendo el país ha ido por un buen camino y que el gran desafío será no bajar la guardia, para orientar esfuerzos hacia un equilibro y no hacia el dilema.

 

Fuente: Dinero.com