Mindefensa reveló que ya son 209 civiles y 194 policías heridos en dos días de disturbios. Volvieron a quemar CAI y atacar buses. Denuncian abusos de parte y parte.

Solamente en Bogotá, la caótica noche del miércoles, en la que hubo incendios de instalaciones policiales y autobuses en varios puntos de la ciudad, hubo 379 heridos, de los cuales 66 fueron impactados con armas de fuego.

Disturbios en Bogotá

En la noche de este jueves el blanco de las protestas fueron nuevamente los CAI de la Policía, atacados con piedras y otros objetos y obligaron en algunos casos a la intervención de unidades antimotines.

La mayor concentración ocurrió en el CAI de Villa Luz, donde trabajaban los dos uniformados involucrados en la muerte de Javier Ordóñez, cuyo fallecimiento avivó las protestas callejeras.

Si bien allí hubo disturbios e incluso agitadores trataron de incendiar de nuevo la instalación policial, las situaciones más difíciles se vieron en otros barrios en los que se produjeron choques con el Esmad de la Policía.

En esos disturbios los manifestantes prendieron fuego y destruyeron los CAI de barrios como Las Ferias y La Macarena, e incluso volvieron a atacar lo que quedó de los de La Gaitana y Verbenal, destruidos la víspera, entre otros.

En el barrio Zona Franca, de la localidad occidental de Fontibón, algunos vecinos formaron una cadena humana para evitar que atacaran un CAI.

Sin embargo, eso no evitó que comenzaran a caer piedras y palos contra la infraestructura y que se desatara un enfrentamiento entre los manifestantes y el Esmad hasta que la situación llegó a un punto en el que ciudadanos denunciaron en las redes sociales que uniformados hicieron disparos al aire.

También hubo desórdenes en otras ciudades como Medellín, Cali, Barranquilla, Manizales, Pereira y Cúcuta.

Sin embargo, una de las situaciones más graves sucedió en Cajicá, municipio cercano a Bogotá, donde ocurrió una asonada y la Alcaldía decretó un toque de queda por los desmanes desde las 5 de la tarde.

Pese a ello, hubo quienes permanecieron en la calle de noche e ingresaron a la sede de la Alcaldía, que fue saqueada.

«Esta no es la forma de protestar, esta no es la forma de reaccionar (…) Han destruido la administración municipal, ha destruido la estación de Policía y están destruyendo los locales comerciales», dijo el alcalde del municipio, Fabio Ramírez.

Retención de defensores de DD.HH.

La Oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los DD.HH. advirtió que hubo defensores de derechos humanos detenidos por la Policía en Bogotá y en Villavicencio, capital del céntrico departamento del Meta.

«En cumplimiento de nuestro mandato estamos haciendo seguimiento a los casos de los defensores y defensoras de DD.HH. detenidos en Bogotá y Villavicencio. Es fundamental ofrecer garantías para labor de defensa de derechos humanos durante jornadas de protesta social», expresó el organismo en sus redes sociales.

También el Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo denunció que la Policía tuvo retenidas «de forma irregular» a 25 personas en una estación policial del barrio de Usaquén, en el norte de Bogotá. Posteriormente el Cajar señaló que «fueron dejadas en libertad».

La compleja situación de seguridad que vive Bogotá obligó a la Alcaldía a adelantar de las 23.00 a las 20.00 hora local el cierre de la operación del sistema de autobuses Transmilenio.

Clamor de las familias

Sobre las muertes del miércoles, el caso de Julieth Ramírez Mesa, una estudiante de psicología próxima a cumplir 19 años, fue uno de los que más generó estupor, pues su familia dice que murió al ser alcanzada por una bala perdida cuando salió a encontrarse con una amiga pues no participaba en las protestas.

«No sé si hace parte de la Policía o de los malandros, qué se yo, me mataron a mi hija», dijo a periodistas Harold Ramírez, padre de la joven, quien recibió un disparo al quedar en medio de los desórdenes en La Gaitana, barrio del noroeste de Bogotá.

Igualmente la pareja del joven Jaider Alexander Fonseca, de 17, otra de las víctimas mortales, dijo a medios locales: «Exijo justicia, que hagan caer todo el peso de la ley sobre los responsables» y culpó a la Policía de «dejar un niño de siete meses sin padre».

Fonseca fue herido en una calle del barrio Verbenal, en el norte de Bogotá, y falleció en la Fundación Cardio Infantil, donde fue ingresado por heridas de bala.

«No tenía educación porque no tenía acceso a la educación, no tenía trabajo, estaba ilusionado porque iba a cumplir 18 años y trataba de conseguir trabajo porque tenía un niño de siete meses, es una familia que queda sin papá», manifestó, por su parte, Luz Mary Fonseca, tía del joven.

En memoria de Fonseca y de Cristian Hernández, quien trabajaba como mensajero, vecinos de Verbenal hicieron esta noche una velatón en una calle del barrio en la que además pidieron justicia ya que, según dijeron, ninguno de los dos participaba en los desórdenes cuando fueron muertos a balazos.

EFE