Por: Fernando Calderón España

Cuál es la diferencia entre la paz acordada con el M19, con los paramilitares y con las FARC.? Ninguna.

En las tres, se sentaron unos hombres y mujeres y negociaron, ojo, negociaron, el fin de sus conflictos. En los tres el Estado, tuvo que ceder para que los protagonistas involucrados, delincuentes todos, volvieran a la sociedad.

Y se gastaron millones para lograr que, por lo menos, depusieran las armas. Por qué, este proceso ha dividido a los colombianos y los otros no. Por varias razones, entre ellas porque las FARC , produjeron una inmensa animadversión entre los colombianos, cosa que no ocurrió con el M19 y con los paramilitares, quienes hicieron lo mismo: matar, secuestrar y desestabilizar.

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El M19 y los paramilitares, causaron -en cambio- una soterrada y clandestina admiración, hasta el punto en el que fueron vitoreadas sus hazañas, que las colocaron entre los inimaginables e increíbles hechos del ser humano.

Secuestrar y matar en una embajada, volver cenizas un palacio de la justicia con sus ocupantes incluidos, robarse una espada icono, tomarse pueblos enteros y asesinar a un líder de los trabajadores, fueron hechos aplaudidos debajo de la mesa, por los
colombianos y no parecieron mellar el alma.

Los paramilitares, por su parte, fueron ponderados, también en la hipocresía social, por quienes creían que era la solución final contra la guerrilla y, en ocasiones, hasta se convirtieron en los ejércitos privados de quienes hoy no se quieren dejar quitar la tierra robada, por la vía de la extinción pactada.

Las FARC, hicieron lo mismo pero cargan con el odio acumulado, que fue domado por el heroísmo publicitario de los ex-anapistas y por la ilusión que despertó el equivocado reemplazo temporal de las fuerzas armadas legítimas. Y por mas odio, el que genera la frustración de no haber sido derrotadas militarmente.

A esto le agregamos, el otoño patriarcal de quien quiso gobernar en cuerpo ajeno y que el gobernante sucesor, genuflexo, solo atendiera sus órdenes. No es que estemos polarizados, es decir, ubicados en dos polos, sino que tenemos polarizada la moral.