Petro

Palabras del presidente de la República, Gustavo Petro, en la entrega de tierras a firmantes de paz, indígenas y campesinos

Se trata de hablar con la comunidad diversa, aquí, campesina, indígena y de firmantes de paz, excombatientes, que al final tienen una causa común y es que la tierra si no es repartida es causante en su mala repartición, no la tierra, sino quienes la concentran de la violencia en Colombia.

Ese es un punto que ha sido discutido desde hace, yo diría que un siglo y quizás más, comenzó a ser discutido desde mediados del siglo XIX, pero a pesar del tiempo y la distancia, nunca se solucionó. 

Colombia es de los pocos países en medio de muchísimos países que sí se desarrollaron, que no fue capaz de hacer lo que se llama la tarea democrática en relación al campo, a la tierra.

La tarea democrática en relación a la tierra es que ésta tenga una equidad en su tenencia y que sobre la base de esa equidad, que lograron países como los Estados Unidos, en contra de los indígenas, que lograron países en Europa, y esas son las revoluciones europeas liberales, democráticas del siglo XVIII, que lograron países asiáticos inmensos como la China, gracias a su propia revolución armada, pero también de manera pacífica como lo hicieron Japón y Corea del Sur, Vietnam después de liberar su país.

Y así podríamos dar casi el recorrido por todo el globo terráqueo en nuestra propia América, México logró un enorme avance a través de su revolución mexicana de 1917 y la revolución agraria, la reforma agraria que vino después. 

Famoso es Emiliano Zapata, líder campesino asesinado, como él, porque los colombianos siempre nos hemos visto como reflejados en un espejo con los mexicanos de antes, los que peleaban por la tierra. 

De tal manera que aquí también ha habido luchas agrarias, sería larguísima la historia, se pueden escribir enciclopedias sobre la lucha agraria de Colombia. 

En el Caribe, en el Magdalena Medio, en la Altillanura, en los Llanos la violencia ha estado emparejada, correlacionada, articulada a la ausencia de una reforma agraria en Colombia y por eso la tenencia de la tierra en Colombia es, como en la España feudal, de allá vino, un feudalismo muy anclado a la esclavitud en buena parte de nuestra vida republicana y ahora agravado por el narcotráfico. 

Una combinación fatídica, ¿qué pueblo iba a tener eso? No estaba escrito, creo que no hay ninguno. Entonces combinamos conquista española sobre los indígenas, que les quitaron la tierra, los indígenas, se repartieron los españoles la tierra como si fueran aristócratas y convirtieron a los indígenas en siervos de la tierra.

Y se instauró la esclavitud y no nos liberamos del feudalismo y de la esclavitud en la tierra y nos apareció el narcotráfico. El narcotráfico es como un feudalismo a la décima potencia, porque concentró aún más, muchísimo más, la tierra en Colombia, de tal manera, y no tengo exactamente la estadística del coeficiente de Gini —le llaman a la estadística de concentración de la tierra en el mundo—, pero es muy probable que Colombia sea el primero o el segundo país más desigual de todo el mundo en tenencia de la tierra. 

Y es, obvio, 0,88, el máximo coeficiente es uno, uno es como si se concentrara toda en manos del 1%. 

Cuando estamos en el 0,88, pues imagínense, es casi como si toda la tierra perteneciera a un grupillo de personas, un grupillo de personas que ha tenido el poder en Colombia, que ha hecho leyes en Colombia, que ha tenido presidente en Colombia —presidentes en plural—, que ha manejado, digamos, la política durante el último siglo al menos, que nos ha conducido a la violencia. 

De ahí se desarrollaron las guerras hace 75 años, la mayoría de nosotros no habíamos nacido. Unas guerras siempre ligadas a acaparar la tierra y en la última, lo que hoy tenemos, lo que hemos vivido nosotros, pues un desplazamiento por millones de campesinos y campesinas del campo a través de métodos de terror, que apenas si se están develando a través de la fosa común y la masacre. Y aún sigue esa violencia. 

Esa violencia solo se puede parar si construimos una verdadera democracia y una verdadera democracia no es solo el aspecto político, la libertad de votar, por ejemplo, de configurar un partido, el derecho de ser elegido o elegir, sino que también tiene que ver con el aspecto económico, no hay democracia real sin una democracia económica, de esto sí poco se habla, porque Colombia no tiene una democracia económica y al no tener una democracia económica, tampoco tiene una democracia política. 

Paz es construir de​mocracia en la política y la democracia

Nos vamos metiendo en un mundo de barbarie, en un régimen de corrupción cuando se mira políticamente, y en un mundo de inmensa exclusión económica cuando se mira a su sistema económico y en la tierra, pues es así.

Cuando se habla de paz, se habla entonces de democratizar, no hay otra forma de hablar de paz. Paz es construir democracia en la política y en la economía. Construir democracia en la economía en el mundo rural, se llama reforma agraria y este gobierno volvió a recordar la palabra, no es que nos la inventamos.

Nosotros queremos hacer una reforma agraria en Colombia, lo queremos hacer pacíficamente, otros pueblos, otras naciones lo hicieron de manera violenta. Le quitaron la cabeza al rey, por ejemplo, en Francia.

Nosotros queremos hacerla de manera pacífica, comprando la tierra, con el presupuesto público, haciendo un esfuerzo de toda la sociedad, porque el presupuesto le pertenece a toda la sociedad, para comprarle a unos señores que han concentrado la tierra, su tierra, parte de su tierra, ni siquiera su, sino parte, para que la podamos repartir al campesinado. 

De nada sirve la tierra pelada, no sería sino repartir pobreza si al lado no va la compañía del crédito barato, porque un crédito caro en pobreza cualquiera que vaya a producir, la asistencia tecnológica, algo que tiene que ser, y se lo encomiendo a todas y todos ustedes, una especie de poder campesino que es la asociatividad para industrializar la producción del campo. 

La industria nace de la tierra y la industrialización de Colombia es fundamental si queremos un desarrollo, si queremos una nación poderosa, sin industria no es posible, y la industria no es posible si no se produce en la tierra. El proceso de paz con las FARC y el gobierno de Juan Manuel Santos, que es un proceso de paz con el Estado colombiano, tiene como primer punto la Reforma Agraria. 

Allí se pactaron tres millones de hectáreas de tierra fértil que debe ser trasladada al campesinado de Colombia. Tres millones, y se pactaron siete millones de hectáreas que debe ser titulada, que es diferente en estas diferencias jurídicas, que confunde en los medios y la opinión pública. 

No es lo mismo entregar tierra, traspasar la propiedad al campesino, que titular la propiedad que ya existe, esa es la diferencia. Poseedores de tierra sin título a los cuales se les entrega el título, aquí estamos haciendo las dos operaciones: titular y repartir tierra. 

El acuerdo dice siete millones de hectáreas tituladas, en general es hacia campesinos que poseen tierra, pero no tienen el título, resguardos indígenas, comunidades negras. Se acaba de constituir el Consejo Comunitario de San Basilio de Palenque, que es el primer palenque donde Benkos Biojó gritó libertad. 

El primero en gritar libertad en Colombia fue un negro, no fue un criollo blanco, como nos lo enseñan los libros de historia, fue un negro. Lo que pasa es que a ese negro lo sacaron de los libros de historia, por ser negro. La historia la escribieron los blancos, podríamos decir. 

Benkos Biojó fundó San Basilio de Palenque y de allí, hoy, estamos por primera vez entregando la constitución de esa titulación, de ese cabildo allí. 

El acuerdo de paz con las FARC ​no se cumplió

El acuerdo de paz con las FARC no se cumplió después de firmarse. Y aquí tenemos un grave problema y una discusión con ustedes, debate con ustedes y la sociedad colombiana, porque el Estado decidió firmar un acuerdo, esa firma vale, es la firma del Estado colombiano en la historia, después de un terrible plebiscito, donde lamentablemente la mitad de los colombianos dijeron que no querían la paz. 

Lo cual, digamos, merece todo un análisis de nosotros mismos como sociedad. ¿Cómo es que una sociedad vota por seguir en guerra? 

Lo decía ante las mamás de las personas ejecutadas en Soacha. Las mamás de Soacha. Cómo es que podemos pensar que se construye una política de seguridad sobre la base de la muerte. No es posible, pero, sin embargo, sucedió en Colombia, votar por seguir la guerra. Pues al final se impuso la querencia de la otra mitad de la sociedad colombiana de hacer la paz, pero le pusieron conejo. A los acuerdos de paz entre las FARC y el Estado colombiano les pusieron conejo. 

En muchos aspectos, pero estamos hablando del primer punto, no se han entregado ningunos tres millones de hectáreas, ni se han titulado siete millones de hectáreas y ya van cinco años, seis años, siete años exactamente de la firma de los acuerdos; eso tenía un periodo previsto. 

¿En dónde estuvo la trampa? En que no se colocaron las normas que facilitaran la compra y la entrega de tierra en Colombia. No se hizo eso en la legislación colombiana. Cuando ustedes van y estudian cómo son las leyes para lograr una reforma agraria en Colombia tan necesaria para la paz, encuentran que las leyes tienen trampas que hacen que un proceso de compra de tierras puede durar años. 

En muchas ocasiones, reclamantes de tierra han muerto antes que la solución a su demanda de tierra. Pero adicionalmente, pues el gobierno pasado no quiso implementar los acuerdos de paz. 

Por eso su balance de entrega de tierras es tan ínfimo y ahora toca recuperar el tiempo perdido. Es decir, acelerar, lo cual se nos vuelve dificilísimo porque en nuestro primer intento de reformar las normas para comprar tierras para entregar, lo hundieron en el Congreso de la República. 

Para ser exactos, escondieron la proposición y no la permitieron debatir en el Congreso de Colombia, como si hacer eso fuese un acto patriótico. Porque yo digo, bueno, se debate y se vota en contra, pues ya es diferente, pero esconder la proposición, no permitir el debate, es una trampa a la paz real, pero es el tipo de acción humana que termina desatando la muerte de seres humanos. 

Algo que a mí me parece incomprensible que suceda, pero sucede. Y aquí se han desatado la muerte de muchos seres humanos, porque a partir del incumplimiento de los acuerdos de paz con las FARC, se ha visto un movimiento de rearme, muy anclado a la realidad actual, no a la del pasado, porque la historia cambia, es un fluido. 

Pero crece de nuevo la violencia en los campos de Colombia, crece algo que creíamos con esperanza que habíamos superado, que es la guerra. Se instala de nuevo la masacre, el asesinato de líderes sociales y en este caso en particular el asesinato de excombatientes firmantes de la paz. 

De nuevo los campos están en disputa, fuerzas de nuevo tipo, porque no son de viejo tipo, tratan de controlar el territorio, de destruir cualquier asomo de democracia. 

De nuevo la violencia la tenemos en Colombia y dicen, culpa de Petro, porque quisieron instaurar de nuevo la seguridad basada en la muerte, no, culpa de no implementar el acuerdo de paz.

La violencia de hoy es culpa de no construir una democracia económica en los campos de Colombia, de tenerle miedo a la idea de volver a Colombia un país moderno. 

La palabra moderno le bautizan que comunista, que no sé qué; eso no es comunismo, así es Estados Unidos. En Estados Unidos un terrateniente que llegara a un club de esos de los Estados Unidos y dijera que ‘yo soy riquísimo porque tengo 10.000 hectáreas’. 

No existe porque el monto de impuestos que tendría que pagar para tener 10.000 hectáreas sería inmenso, porque allá reparten la tierra, le dicen farmer, en la traducción al español se llama granjero, y un granjero no es un terrateniente, un granjero es un señor, una familia, una señora que puede producir alimentos con eficacia y no tiene grandes extensiones de tierra.

Y así es Europa, y así es hoy China, y así es el Japón, y así es Corea del Sur, y así son los países industrializados de la tierra. No tienen este feudalismo anclado en la esclavitud que tenemos hoy. Pero no se hizo. Así que, si queremos acabar la violencia que hoy tenemos, tenemos que asumir con rapidez las tareas. 

Claridad en las cifras d​​e tierras

Le pido a la ministra de Agricultura —Jhenifer Mojica— y al Gobierno aquí presente hacer la reunión de tierras. Estoy esperando que se haga. Porque hay que poner los números de lo que hemos hecho nosotros, bien claros, qué ha entregado la SAE. Este lote era de un narcotraficante. No sé de quién, ni quiero saber. Le extinguieron el dominio de acuerdo a la justicia, pasó a la SAE y la SAE lo vendió para hacer esta entrega. 

Necesitamos sumar qué es lo que hemos comprado de tierras, cuánta plata se ha usado, cuánto hemos titulado, cuánto le hemos traspasado al campesinado, cuántas hectáreas a los firmantes de Paz, de las titulaciones, cuántas son para indígenas, cuántas para las negritudes, etc. 

Y no solamente lo que hemos hecho, sino fundamentalmente lo que nos falta. En mi opinión, lo pedí, no sé si se hizo, el artículo que debe acelerar la compra de tierras en Colombia. Acortar los procedimientos para que se pueda cumplir el Acuerdo de paz, pues hay que presentarlo al Congreso. Y ustedes ya verán qué piensan los políticos de eso. 

Si el Partido Liberal aprueba, si el Partido Conservador, si no, si los diferentes grupos y fuerzas políticas del Congreso, pues aprueban o no aprueban el que se pueda hacer una reforma agraria en Colombia. 

Eso es importante, definir la posición de las fuerzas políticas. Porque es definir su posición ante la paz o ante la violencia.

Y yo creo que la sociedad colombiana y la historia tienen toda la razón de saber sus actores políticos, su dirigencia política, qué posición tienen. Si nos seguimos matando, entre nosotros, como en los últimos 75 años, o somos capaces de abrazarnos y de reconciliarnos y de construir una nación grande. 

Aquí dejamos entonces esta hacienda con crédito, aquí hay que volver para ver cómo van los desarrollos de la producción, los problemas que indudablemente habrá. Siempre habrá problemas. 

La ayuda que nosotros podamos prestar a las comunidades, ojalá esta hacienda productiva ya se transforme en un nodo de organización de toda la región, acerque al campesinado de toda la región, podamos industrializar procesos y podamos defender todo este espacio geográfico y poblacional como un gran territorio de paz, para que convivan los niñitos y las niñitas que aquí correrán, pensando y, ojalá viviendo, que estarán en un país muy diferente al que vivieron sus padres, sus abuelos y me temo que sus bisabuelos. 

Gracias, muy amable por haberme escuchado.