Por: Andrés Felipe Castañeda
El profesor Diego Armando Castro habla con el ritmo que solo deben tener los músicos en la voz, como si buscara la métrica en sus propias palabras. Es ibaguereño, quizás por eso la música fluye en él de forma tan natural: porque allí la música hace parte del paisaje y es como si se la dieran a los niños en la dieta de todos los días con el arroz y la lechona y las arepas. El profesor Castro dirige desde hace un poco menos de seis meses la Banda Sinfónica Municipal y “los ha puesto a sonar”. Hay que verlo parado frente a los más de 40 niños que componen la agrupación: es la mezcla entre una disciplina militar y el desparpajo de un niño…. Un músico de esos que ya casi no se ven. Hablamos con él sobre el proceso de la banda sinfónica y sobre las expectativas que tiene con estos niños. Nos dijo, entre otras cosas, que Fusagasugá es un lugar único para enseñar música.
Andrés Felipe Castañeda: ¿Cuánto lleva al frente de la banda sinfónica municipal?
Diego Armando Castro: Llevamos un proceso de 5 meses y medio. Ellos, antes de mi llegada, habían trabajado un mes con los formadores de los distintos instrumentos. Y pues bueno, estamos contentos con este proceso que es en su mayoría con niños que arrancaron de cero, que no tenían ningún conocimiento de la música, son niños nuevos que se están formando para tener una banda a largo plazo.
AFC: ¿Cómo fue el proceso para seleccionar los instrumentos de los niños?, Es decir, ¿tenían ya una inclinación por un instrumento o fueron llegando a ellos en las clases?
DAC: Se hizo un proceso de convocatoria que inició en el mes de febrero, cuando se abrieron los cursos para los diferentes instrumentos, más no la conformación de la agrupación inicialmente. Entonces los niños conocían los instrumentos y se inscribían en el que más les gustaba. Eso generó algo muy bueno y es que llegaron muchos niños pero también generó un desbalance porque hubo instrumentos con más acogida que otros, entonces posteriormente tuvimos que hacer más convocatorias, ir de nuevo a los colegios y tener esa convocatoria voz a voz para poder completar la nómina estable de una banda sinfónica.
AFC: ¿Cuántos músicos se necesitan para formar una banda sinfónica?
DAC: Bueno, una banda sinfónica no tiene límite: en España hay bandas de 200 músicos, por ejemplo, pero siempre se habla en la categoría sinfónica como mínimo de 30 músicos. En este momento estamos trabajando con 43 niños de la jornada de la mañana y de la tarde de las diferentes instituciones educativas privadas y públicas.
AFC: Un paréntesis: Cuál e sla diferencia entre una banda sinfónica y una banda filarmónica?
DAC: El concepto “sinfónica” y “filarmónica” tiene que ver más con la razón social. Hablar de una banda sinfónica es hablar de una agrupación que pertenece al sector público. En este caso, como la escuela de formación musical está adscrita a la Secretaría de Cultura, entonces la agrupación tiene el nombre “sinfónico”. Cuando una agrupación tiene el nombre “filarmónica” es una empresa que pertenece al sector privado o de capital mixto. Por ejemplo, la Orquesta Filarmónica de Bogotá es una agrupación que si bien recibe gran porcentaje de sus recursos por parte del Distrito, también recibe de la empresa privada y de algunas fundaciones.
AFC: ¿Cómo ha sido el proceso de formación con los niños?
DAC: Ha sido muy interesante. Nosotros, cuando empezamos a trabajar estos procesos musicales, empezamos a evaluar cuál es lo que llamamos el territorio sonoro, o sea, cuáles son las características del fusagasugueño, cuáles son sus características sociales, familiares de estos niños, y nos hemos dado cuenta que número uno: hay mucha afinidad por la música en la gente de Fusagasugá. Es decir, la gente de Fusagasugá no es totalmente ajena a la música, pero sí ha permeado mucho a música popular. Entonces algunos niños tienen familiares mariachis, tros tienen familiares intérpretes de instrumentos de cuerda: requinto, guitarra, tiple, y siempre hay una cercanía demasiado grande con la rumba criolla. Incluso, cuando hicimos la interpretación de la rumba criolla en el Festival de Intérpretes yo tenía una idea del género pero los niños me decían: “No, maestro, es que la rumba criolla en Fusagasugá se toca de esta manera” y con propiedad me decían cómo tocan la rumba criolla en Fusagasugá. Y eran niños que no conocían de música, pero la habían escuchado desde pequeños, entonces hay una cercanía muy grande. El talento innato, o sea la aptitud para la música es grandísima en la mayoría de los intérpretes y la gente que llega a la escuela de música. Hay mucho talento. Lo que ha sido un poco complejo es cambiar la idea del músico bohemio que toma trago, que trasnocha y le gusta la vida nocturna y asociarlas a un esquema de formación, más aún a un sistema de formación sinfónica. Nosotros hemos tratado de instalar unos sistemas de disciplina y demostrar que la música no es solo algo que se aprende por tradición oral sino que tiene un sistema de educación, unas competencias, unos logros, que es algo que está muy cerca a los sistema educativos, y además que podemos buscar muy buena calidad, muy buena técnica y que cuando ellos tomen la decisión a largo plazo de tocar por ejemplo música popular colombiana o mariachi, que lo hagan con muy buena técnica y con un concepto de formación personal disciplinada.
AFC: ¿Cómo ha sido el recibimiento del público de Fusagasugá?
DAC: Ha sido chévere. Hemos hecho varias presentaciones. Tuvimos un viernes de Coburgo en la casona, tuvimos un día de cultura al barrio en el parque principal, frente a la Alcaldía y también participamos en el 20 de julio, en el Festival de Intérpretes en el auditorio Emilio Sierra de la Universidad de Cundinamarca y en último fin de semana de septiembre lo hicimos en el reinado. Siempre hemos tenido muy buena aceptación de la gente, hemos tenido niños que se interesan en el proceso porque no lo conocían, muchos fusagasugueños no saben que en la Biblioteca hay clases de música, que hay más cosas aparte de libros. La agrupación ha gustado porque es talento fusagasugueño, son niños los que la está haciendo y siempre buscamos la mejor calidad en las presentaciones. También por parte de la comunidad educativa ha sido muy bueno porque le hemos dado una visión diferente al proceso musical, entonces ellos ya ven la música no solo como un aprovechamiento del tiempo libre sino que lo ven como un proyecto vocacional de formación a través de las artes musicales. Es decir, el niño tiene una aptitud para la música y con el trabajo nosotros le mostramos que esas aptitudes se desarrollan y va a tener una disciplina que a futuro él va a escoger si va la quiere tener como su manera de vida o como algo que complemente su formación en otro oficio.
AFC: ¿Qué música escucha usted, profesor?
DAC: Bueno (risas), yo soy un músico de formación clásica, entonces yo escucho mucha música clásica: los grandes clásicos Mozzart, Bethoveen, los románticos Brams, Wagner y mucha música del siglo XX. Me gusta también la música colombiana pero más en la nueva expresión, me gusta el latin jazz, me gusta mucho la música de oriente: escucho música popular japonesa, música popular coreana y muchísima música de bandas sinfónicas de todo el mundo.
AFC: ¿Usted cree que la proliferación de los sonidos como el reguetón ha afectado el interés de las nuevas generaciones por otro tipo de música?
DAC: Yo creo que tenemos un bombardeo masivo. Tenemos unos medios que se han casado con un ciertos géneros musicales y solo nos muestran eso. Yo pienso que las personas deben tener un pensamiento crítico. O sea, trato de generar en los jóvenes con los que trabajo un pensamiento crítico, que ellos puedan evaluar si la producción que ellos están escuchando de reguetón o de hip hop, o de rap o de vallenato tiene calidad. Yo no puedo decir que el reguetón sea malo o que el vallenato sea malo, yo puedo decir que hay producciones que son de una calidad pésima, de un contenido moral malísimo, pero las personas deben tener las herramientas para decir eso. Aún así hay producciones muy buenas de música popular. Y eso e slo que quiero generar en los jóvenes, que ellos tome sus propias decisiones. Yo por ejemplo toco mucha música popular con mis bandas y esa es una forma de llegar a ellos, pero trato de hacerlo con calidad, esa e sla diferencia. Trato que las voces no san desafinadas, que los instrumentos no suenen desafinados, que haya un discurso musical claro.
AFC: ¿Qué viene ahora para la banda sinfónica municipal?
DAC: Tenemos algunas invitaciones importantes. En este momento tenemos confirmada una invitación a un encuentro nacional de bandas en Boyacá. El Festival se llama 2° Festival Nacional del Totumo, XXII Festival Cultural, Gastronómico, Artesanal y Turístico. Se llevará a cabo del 14 al 16 de octubre de 2017 en Santa María, Boyacá, municipio localizado al sureste del departamento, a 115 kilómetros de Tunja, a unas 8 horas de Fusagasugá. Es en el piedemonte llanero, en esta parte de Boyacá que tiene mucha influencia del Llano, escuchan arpas y demás y es la primera salida que vamos a tener a nivel nacional. Estamos también esperando conformación para un evento en el municipio de Sopó, sería un intercambio con la banda infantil y tenemos también los conciertos de cierre de escuelas acá en el municipio. Pero el plan más importante para la banda es, primero, la consolidación de la escuela de formación musical para que a futuro siempre esté esta institución muy clara y lo segundo, el año entrante los encuentros pedagógicos “A tono” por parte de la Gobernación de Cundinamarca para los cuales estamos trabajando desde ya fuertemente para hacer una excelente representación del municipio.
AFC: ¿Cual ha sido su mayor orgullo desde que llegó a dirigir esta banda?
DAC: Cuando llegué a Fusagasugá, para mí era un reto porque e sun municipio enorme con un gran capital urbano donde debíamos trabajar fuertemente la consolidación de escuela, porque teníamos muy buenas agrupaciones pero que trabajaban de manera separada. Entonces con el apoyo de la Secretaría de Cultura empezamos a trabajar fuertemente y hemos visto que ha cambiado mucho el proceso en el sentido de institucionalidad. Para mí profesionalmente eso es un orgullo, cuando llegué, me dijeron “maestro, la misión suya es llegar a Fusagasugá y proyectar una escuela grande”, como las escuelas de los municipios de la sabana: Tocancipá, Cajicá, Chía, estas son agrupaciones que vemos en diferentes escenarios mundiales, y esa era el rol. Esto profesionalmente, pero socialmente el orgullo más grande es que hay una cosa que tienen los niños de Fusagasugá que no tienen en ningún otro sitio donde he trabajado, y es que termina el ensayo, los niños limpian el instrumento, yo me encargo de revisar que queden limpios los instrumentos peor muchos niños se acercan y me dicen “Maestro, muchas gracias por el ensayo, me gustó mucho esto, nos vemos mañana”, y esto para un director es gratificante porque te hace decir: Sí, yo debo seguir trabajando acá, este es un buen sitio y podemos sacar adelante las cosas. Esa es la alegría más grande que cada día tengo al llegar a mi casa.
AFC: Ya hablamos de lo que lo que viene próximamente para ustedes, pero, ¿a dónde quieren llegar ustedes con la banda sinfónica?
DAC: El plan definitivamente es que la banda sinfónica de Fusagasugá sea una de las mejores de Colombia y hay que trabajar para eso. Ponerla en escenarios nacionales, en concursos, ponerla a figurar, y eso conlleva que al ser los mejores, tenemos que enseñar de la mejor manera posible y los niños deben ser los mejores músicos y las mejores personas. Ese es el objetivo con el que siempre he trabajado: trabajar bien en la formación de ellos para que Fusagasugá sea grande.