La denuncia fue hecha por el propio comandante de la Policía del municipio de Fusagasugá, capitán Luis Felipe Rodríguez.
Según la información fragmentaria tres jóvenes de entre 15 a 25 años se quitaron la vida en las últimas horas en el municipio de Fusagasugá.
Diversas circunstancias llevan a la catástrofe biológica y humana de la autoeliminación. Más del 75% son de patología mental franca: depresión, alcoholismo, esquizofrenia, trastornos de personalidad.
La depresión grave es aquí la condición de mayor riesgo. El resto se divide entre pérdidas: afectivas (duelo, divorcio, separación), económicas (bancarrota, desempleo), de salud (enfermedad grave o crónica, vejez). Salud, dinero y amor pueden llevar, pues, en su carencia, a que los humanos pongan fin a sus vidas.
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Son factores clásicos de riesgo: sexo masculino, vida urbana, vejez (en Colombia es mayor en jóvenes entre 15 y 25 años), soledad, familiares suicidas, intentos previos y, como ya se dijo, depresión y pérdidas recientes. La guerra no aumenta sino disminuye las tasas de suicidio. La pobreza tampoco, sino la pobreza nueva, es decir el penoso venir a menos.
Indicios de posible suicidio: hablar de suicidio o muerte, despedirse de familiares y amigos, una recuperación súbita en situación de desesperanza.
Hay modas del suicidio: lanzarse del salto de Tequendama o envenenarse con barbitúricos en el siglo pasado. Hoy en Villavicencio e Ibagué está de moda lanzarse de los puentes. Puede ser simplemente porque el pueblo evolucionó a ciudad. Pero, siendo la conducta suicida una patología social compleja, compete a las autoridades sanitarias investigar a fondo cada caso y aportar soluciones.
Estamos a la espera de que la Alcaldía de Fusagasugá nos amplíe detalles de la gravísima situación.
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