Por: Juan Niño López
Lo que escribo enseguida debe entenderse como un acto de reconocimiento, de justicia, de verdad, de responsabilidad de una generación con otra.
Cuando llegué a Fusagasugá miraba con asombro como nacían artistas en toda parte de la zona urbana y rural de esta ciudad. Miraba con fascinación como germinaba el arte entre las venas y la sangre de la gente joven y vieja, mientras que su historia se olvidaba y sepultaba con el derrumbe del patrimonio cultural, en particular de las Casonas. Coburgo, apenas, se levantaba de las ruinas. Una gran angustia empezaba a nacer en mi carácter de docente en Artes (Dibujo, Pintura, Estética, Historia del Arte y Literatura) durante casi 40 años. Nunca antes me había sentido tan adolorido. Ninguna atención se prestaba al Arte por parte de la empresa privada ni la institucionalidad del Gobierno Municipal. La Casa de la Cultura andaba al garete. El Concejo Municipal censuraba a gritos la labor en Arte que venía desarrollando. Algunos concejales tomaban en sus manos privadas los apoyos que la institucionalidad estaba obligada a dar.
Todo el desarrollo del Arte aparece muy difícil en Fusagasugá. Apenas la luz surge de los artistas que nos empeñamos en salir adelante en contra de toda la desatención pública.
¿A quién le importa que un Artista nazca o muera? Solo a él mismo. Ni siquiera las familias se dan por enteradas de que en ellas existe un artista. Eso no da dinero, dicen. Les obligan a trabajar en cualquier otro oficio sin importar si fallecen por fuera y por dentro. El asunto serio es el dinero. Y efectivamente lo es. No lo dudo. Pero ¿Acaso, el Arte no da dinero? ¿No ven a Juanes, a Shakira y a Botero? Y es que ¿Todos deben llegar a ser supermillonarias estrellas? ¿No se puede ser artista con modestia?
El año pasado, en noviembre, cuando visité la exposición de los pintores de la Casa de la Cultura encontré a muchos talentos en silencio y a la espera de un crítico que los resaltara. Me tome la vocería para hacerlo, sin ser crítico de arte, sino un atento docente que en su vida ha impulsado a más de 1.000 desde las aulas escolares y universitarias. Me encontré por fortuna con uno grande en virtud y capacidad: Kevin Andrey Santana López, quien temerariamente era criticado por espíritus obtusos. En una conversación de casi dos horas me pude dar cuenta que estaba frente a un Artista de los Gigantes de Fusagasugá. Más adelante, la suerte y Dios (para quienes creemos en él) permitieron que nos volviéramos a encontrar en mi Taller de Dibujo y Pintura Artestudio Fusagasugá (https://www.facebook.com/artestudio.fusagasuga). He compartido con él más de lo suficiente para saber que aquí en Fusagasugá nació y vive uno de los artistas juiciosos. Con 24 años y solo, ha podido gestar su propio destino como dibujante, pintor y literato; nació y ha vivido secretamente para el Arte, con mayúscula. Tiene el espíritu y las ansias de uno de los Colosos del Arte. Su obra es sutil fina y profunda, mágica y encantadora.
Reconocerle a Kevin Santana que es un artista extraordinario es poco. Reconocerle que su trabajo y búsqueda callada, casi secreta, en el arte para ser y hacer cotidianamente, a pesar de los inconvenientes, las contrariedades y los infortunios que da la vida, es una lucha de héroe que la historia está obligada a recompensarle. Creo en la justicia de los destinos y para Kevin Santana su destino le dará suficientemente para sentirse orgulloso, feliz, plácido y satisfecho. Es un artista, de los buenos, de los grandes. Es un espíritu llamado a ser inmenso. No tengan ustedes la menor duda. Kevin deja huella a donde va. Se le mira con respeto y admiración. Y, claro, odiosos enemigos, espíritus mezquinos, salen a su paso, la envidia los corroe, la pobreza de sus almas no les dejan ver que están frente a un auténtico Artista. Kevin, como los mejores, guarda silencio y se impulsa más hacia las cumbres, como lo hacen los colosos.
Transcribo enseguida la “Primera Canción del Abuelo” y adjunto una de sus mejores pinturas.
EL ARTISTA
PRIMERA CANCIÓN DEL ABUELO
Alumbrado.
Grande como el Coloso de Rodas.
Inmenso.
Sutil y humilde como el Sol que se levanta cada día.
Kevin: ¿Qué vas a hacer hoy?
Kevin: ¿Qué vas a hacer hoy?
Kevin: ¿Qué vas a hacer hoy?
Espíritu que se endereza.
Alegría de Dios viéndote regresar
y ordenando servir el carnero cebado
en la fiesta del recibimiento.
Millones de años y de suertes encarnadas para verte nacer
y nombrarte misteriosamente.
Para marcarte con Fuego.
Para abrirte los oídos y el corazón.
Para ponerte la cruz en tus manos.
Para mostrarte el Camino.
Para darte la Luz en tus ojos.
Para darte nada a cambio de todo.
Para hacerte Señor de Palacios y Princesas de ensueños.
Para hacerte Poeta, Dibujante, Pintor, Artista, Hombre de Bien.
Con mil razones, para el Deber de Padre, Hijo, Hermano, Amigo.
Lobo herido, solitario.
Maestro de tu propio destino.
Artesano de Filigranas.
Recipiente de Dios que te defiende, que te cuida, te protege, te guía y te ayuda.
Blanco de mil demonios que te acosan.
Varón de Sabiduría para discernir el Bien y el Mal.
Paciencia de Job.
León dormido.
Niño callado, salvado de las aguas.
Sendero Divino para todos.
Sigue adelante en esta marcha ciega, alumbrado por mil candiles,
antorchas desconocidas que te guían,
compañeros de dolor, anfitriones de dichas y desdichas,
Musas en batalla, guerra del fin del mundo.
Épico trepando la cima,
descendiendo al profundo infierno,
saliendo airoso, plácido, sonriente, victorioso.
Creces como espuma de mar, huracán, espiral, torbellino.
Silencio agudo, Rostro de Cristo, Manos y Ojos de Dios.
Mañana impreciso:
Kevin: ¿Quien vas a ser hoy?
¡ARTISTA !