Por: Rodrigo Villalba Mosquera

En debates que adelanta el Congreso frente a las medidas tomadas para enfrentar la epidemia del covid-19, en la semana anterior solicité al gobierno que, para proteger a los productos con sobreoferta, caso leche y aceite de palma había que cerrar importaciones. Hacer lo que hacen los demás países, cerrando fronteras, importaciones o exportaciones de acuerdo de la conveniencia de sus productores, de sus connacionales, aplicando el concepto de seguridad alimentaria. El gobierno ha tomado medidas para el sector agropecuario sin duda, pero frente a este tema no ha dicho una sola palabra.

Para fortuna de nuestra argumentación, esta misma semana, nadie más que el presidente de Francia Emmanuel Macron afirmaba: “la agricultura tiene que estar fuera de las leyes del mercado”. Lógico, “la agricultura y la alimentación es un servicio esencial y por tanto precisa un tratamiento especial”. Atrás debe quedar la ortodoxia, no seamos más papistas que el Papa, y los TLC en esta emergencia se tienen que relajar.

La intención del gobierno para proveer liquidez y buena oferta de crédito con líneas blandas para el sector como Colombia Agro Produce es buena, pero nos encontramos que a pesar de que tiene un FAG que cubre el 80% del riesgo, los bancos están perezosos y el crédito no fluye. Por eso la Contraloría General denuncia que el grueso de los créditos aprobados es para los grandes y con un porcentaje reducido para pequeños y medianos. Responsabilidad no solo de FINAGRO, pues es un banco de segundo piso y requiere del sistema financiero para intermediar el crédito, quienes están privilegiando a sus clientes AAA. También cabe mi solicitud al Superfinanciero para que les ponga tatequieto a los bancos.

Les he recordado que en la crisis financiera del 98-99 se les ayudó a los bancos, porque estaba en riesgo el sistema de pagos, pero en simultaneo se les ayudó a los endeudados agricultores con planes efectivos como el Programa de Reactivación Agropecuaria PRAN, comprando cartera a los bancos pero en precios de libros, no comercial, y a los usuarios se les habilitaba para un crédito fresco en condiciones blandas para reactivación. Así, y con PROAGRO pusimos a crecer la agricultura por encima de los otros sectores de la economía.

Alegra saber lo prioritario que es el sector para la Gobernación del Huila, y tiene ya en marcha, el convenio con Makro y Alkosto para comprar productos de los campesinos de la región, y el convenio con los cafeteros para la recolección de la cosecha con recursos importantes para tecnología, utilizar mano de obra local y elementos de bioseguridad para los recolectores. Va a ser piloto, y así debe ser, el Huila es el primer productor.