Por: Rodrigo Villalba

Villalba Senador

 

El DANE acaba de suministrar las cifras de empleo en Colombia, con datos que si bien son halagüeños a simple vista, requieren de un análisis detallado. Es positivo mantener la cifra de desempleo en un dígito, lo que demuestra  solidez de nuestra política económica, sin embargo, no podemos ocultar una realidad que es el empleo subterráneo, que si no se toman medidas inmediatas, puede convertirse en una variable incontrolable de la política social y económica.

Es innegable que el desempleo bajó durante el periodo (febrero-marzo), logrando 132.000 nuevos empleos,  pero analizando las cifras un año atrás, encontramos que el desempleo aumentó.  Pero ahora lo importante no es destacar una u otra cifra, es indagar las causas generadoras del subempleo -l empleo subterráneo y encontrar alternativas para controlarlos.

Un factor que está afectando la economía del país, alterando el empleo, subempleo y apareciendo el empleo subterráneo, es la crisis en Venezuela.  Según Migración, en los últimos 3 años se disparó la presencia de venezolanos en Colombia. En enero entraron 47.094 venezolanos, 24.269 más que en el mismo período del 2016. Sin contabilizar los que ingresan sin ningún registro por la extensa frontera de 2.219 kms.  También aumentó en 112% las cédulas de extranjería a venezolanos.

Durante el gobierno de Hugo Chávez y su proyecto político “Socialismo del siglo XXI”, donde empezaron a  expropiar empresas, generó que muchos empresarios sacaran sus capitales y emigraran  a otros países, en especial Colombia.  Locatel, Farmatodo y Valmy, por ejemplo, cerraron en Venezuela y se radicaron acá, generando puestos de trabajo y dinamizando nuestra economía. Sucedió algo similar con el sector petrolero.

Pero ahora el caso es contrario. Los que llegan no son empresarios adinerados sino gente del común que escapa del hambre y del inminente estallido de esa bomba política y social que está alimentando Maduro.

Están llegando venezolanos en busca de mejores oportunidades, no solo en los departamentos  fronterizos.  En Neiva encontramos un significativo número de médicos y paramédicos, prestando sus servicios para las IPS, ESES y EPS a menor costo que los profesionales colombianos, lo que beneficia los intereses financieros de estas entidades que piensan más en su bolsillo que en cualquier otro factor.  Esto ocurre a lo largo y ancho del país en todos los reglones de la economía, desplazando la mano de obra nacional.

Hoy la pregunta es ¿qué debe hacer el gobierno colombiano ante esta complicada realidad? Algunos piensan que brindar atención humanitaria y crear un plan especial para ellos. Otros plantean deportar a los irregulares y cerrar la frontera.

No olvidemos que hace un par de décadas el colombiano iba a Venezuela en búsqueda de oportunidades.  Creemos, el primer paso es reconocer la crisis humanitaria reglamentando la estadía de venezolanos en nuestro país, sin  que esto vaya en detrimento de la calidad de vida, la seguridad ciudadana y el trabajo de los connacionales.