Creyente o no, lo cierto es que hay una serie de enseñanzas que se pueden aprender de la Biblia y que le podrán ser bastante útiles para sus finanzas personales.

Aquí le contaremos que si bien la Biblia nunca habla de cómo endeudarse o tratar las deudas (no las prohíbe, específicamente), sí menciona los efectos de contraer un préstamo o, incluso, ser prestamista. Además, también se relaciona cómo la deuda puede estar relacionada con la pobreza (tanto espiritual como monetaria) o las consecuencias de la ambición hacia la riqueza y obsesionarse –endeudarse- por ello.

Y no, no es un pecado endeudarse. Como las mismas reglas financieras dicen: “el problema no es pedir un crédito, sino cómo darle un buen manejo”, lo que implica saber las razones por las que se pide y cómo será el pago.

Pero recuerde también que cada persona puede hacer su propia apreciación de lo que dicen las escrituras, así que aquí le damos un par de claves para entender mejor las enseñanzas de la Biblia en cuanto a la deuda:

  • Filipenses 4:19: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” 

Aunque la promesa es cierta, según los creyentes, esto no significa que Dios vaya a darle el dinero que necesita para pagar esa deuda en la que usted se metió por comprarse unos zapatos o el último juego de Xbox. En sí, se dice que la promesa de Dios es que le ayudará a satisfacer sus necesidades, pero no le va a alcahuetear su comportamiento imprudente.

  • Salmo 37:21: «El impío toma prestado, pero no paga, pero el justo es generoso y da”

Aquellas personas que no están cerca a Dios, no son bondadosas o piadosas, tienden a ser quienes más piden prestado pero la importancia es lo que suceda después de esa deuda: ¿es de quienes sale corriendo y se esconde para nunca pagar? La enseñanza es que si usted va a solicitar un préstamo devuelva lo que no le pertenece, según sus posibilidades.

  • Proverbios 11:15: «Ciertamente sufrirá el que sale fiador por un extraño, pero el que odia salir fiador está seguro”.

Esta situación habla, particularmente, de cuando usted se pone en garantía de alguien más para respaldar una deuda. Es por eso que lo más aconsejable es que, aunque su bondad lo lleve a prestar esa ayuda, salga de esa condición lo más pronto que pueda. Pero lo más conveniente es que nunca se preste a la situación, pues la mayoría de personas terminan incumpliendo lo que dijimos en el numeral anterior.

  • Proverbios 22: 7: “El rico domina a los pobres, y el que toma prestado es esclavo del prestamista”

Cuando usted se endeuda, termina trabajando y ganando dinero para poder pagar esa deuda, más no para mejorar su calidad de vida, como debería ser. Entonces, la idea es que el dinero se convierta en una forma de ser una mejor persona y ayudarse a sí mismo y los demás, pero no depender del poder esclavizante que puede llegar a tener el dinero.

  • Romanos 13: 5:7 “Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra”. 

Más allá de si usted está de acuerdo o no con el pago del diezmo, estas líneas también dan una importante lección sobre los impuestos y cómo éstos pueden llegar a convertirse en una forma de construir comunidad, al poder darle los recursos al Estado para desarrollar las obras necesarias.

Finanzas Personales – Portafolio