Los cambios de temperatura, alimentación insuficiente y escazas medidas de prevención, hacen más probable la aparición de infecciones respiratorias.

Por: Karen Bustamante Gonzáles (médico geriatra)

En esta época del año (invierno), las epidemias respiratorias, ocasionadas por virus y bacterias están a la orden del día. Los cambios de temperatura, alimentación insuficiente y escazas medidas de prevención, hacen más probable la aparición de infecciones respiratorias.

La principal vía de transmisión de enfermedades infecciosas son las manos, se diseminan cuando la persona toca algo que está contaminado con gérmenes (superficies u otra persona) y luego se toca la nariz, ojos o boca. El correcto lavado de manos con jabón o uso de alcohol en gel son maneras efectivas y económicas de prevenir enfermedades respiratorias.

Resfrío común vs. Gripe. Las infecciones virales más frecuentes del tracto respiratorio superior (incluye cavidad nasal, laringe y faringe) son dos y suelen confundirse: el resfrío común, el cual por lo general se cura espontáneamente, es leve y dura poco tiempo; la gripe -en cambio- es causada por el virus de la influenza, dura más tiempo y por lo general requiere medicación.

En ambos el contagio es a través de pequeñas gotitas de saliva al toser, estornudar, de mano en mano, luego el virus se propaga rápidamente dentro de la nariz y garganta, y a los 2 o 3 días empiezan los síntomas: secreción nasal, estornudos, tos; y en el caso de la gripe asociado a síntomas generales como malestar, dolor de cabeza y fiebre (los adultos mayores por lo general tienen aumento de temperatura).

Medidas de prevención. El riesgo de las infecciones virales es que, al reducir la inmunidad, el organismo puede estar más propenso a contraer una infección bacteriana adicional, lo que complica el cuadro. Por eso, hay algunas recomendaciones que se pueden adoptar:

– Ventilar los ambientes, usar pañuelos desechables, lavado continuo de manos con agua y jabón o alcohol en gel, evitar cambios bruscos de temperatura y abrigarse.

– Algunos alimentos como el kion, los cítricos, miel, polen, ajos y cebolla mejoran la inmunidad respiratoria.

– Evitar saludar con beso o con la mano a personas con infecciones respiratorias, y si es usted el enfermo, tome medidas de protección para no contagiar al resto (p. ej. evite el contacto físico con personas vulnerables, cubrirse con el pliegue interno del codo al estornudar, entre otros).

– Hidratación con líquidos tibios (infusiones, refrescos, agua) de manera continua.

– Si ya adquirió una infección respiratoria es importante recordar no automedicarse, ya que el fármaco que le hace bien a uno no es bueno para todos, consulte con su médico. Es importante resaltar que los antibióticos solo se indican en infecciones cuyo origen es una bacteria, no un virus; de lo contrario, se adquiere resistencia a los antibióticos y a largo plazo, cuando busquemos su efectividad ya no lo conseguiremos.

Inmunización. La vacuna contra la influenza (gripe), cambia de cepas cada año, ya que el virus va mutando en medida que da la vuelta al globo terráqueo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se recomienda vacunar a las mujeres embarazadas, niños de 6 meses a 5 años, adultos mayores de 65 años, personas con enfermedades crónicas y trabajadores de la salud. Recordar que el resfrío común puede ser causado por una gran variedad de virus, y para ello no hay una vacuna. Además no deben vacunarse si ya se tienen síntomas de males respiratorios.

Las epidemias tienen importantes repercusiones económicas debido a la reducción de la productividad laboral y la alta demanda de servicios sanitarios. Ocasionan muchas muertes alrededor del mundo, y la gran mayoría se puede prevenir. ¡A tomar conciencia!