A diario sobre las 5:00 de la mañana, se levanta de su cama, Cecilia Guerrero, una mujer  fusagasugueña de 78 años de edad, que se resiste a la vejez.

En su tono se aprecia mucha fortaleza para seguir luchando por sobrevivir, pero la fuerza de su voz  no contrasta con su apariencia desgastada que reclama asistencia.

Resulta extraño de creer, pero ella es una vendedora de calle más. A pesar de su edad sigue trabajando por su sustento diario, labor que ha desempeñado los últimos 30 años de su vida.

El expendio de caramelos, cigarrillos y otras golosinas, al pie de la Catedral Nuestra Señora de Belén en Fusagasugá, es la única forma que tienen para generar lo que se conoce como «salario de bolsillo»,  es decir, lo que consigue de ganancia, escasamente le alcanza para comer.

«Diariamente puedo vender, entre caramelos y otras cositas, hasta 2.500 y 3.000 pesos; eso no me alcanza ni para comprar dos libras de papa», detalló.

 

Por fortuna, no paga arriendo. Dijo a Fusagasugá Noticias que tiene su casita propia en el barrio Pablo Bello, allí crió a sus cinco hijos,»pero cada uno ya hizo su familia y tienen sus responsabilidades y mientras Dios me dé fuerza y vida, yo saldré a trabajar«, precisó la anciana que con terco verbo  indicó» a mí ni me gusta estar pidiéndole nada a nadie, quien me quiera ayudar que lo haga porque le nace del corazón»

Tal parece que  esa frase que utilizó «nacer del corazón», ha estado ausente de ella durante mucho tiempo; pues recuerda que desde el gobierno de la señora Leonor Serrano, no recibe apoyo gubernamental y a juzgar, este es un caso social que merece atención inmediata.

«Un día fui por la Alcaldía y le pedí al señor Luis Cifuentes, una ayuda para reparar el piso de mi casa y ahora que está de salida su gobierno jamás llegó la respuestas y ni tuvo la decencia de por lo menos mirarme y negarse«, fustigó.

Cecilia Guerrero afirmó sentirse más bendecida por la ayuda de amigos , que de las mismas autoridades de Gobierno.

«De la Alcaldía solo tengo malos recuerdos, hace un par de años vinieron y me solicitaron retirarme del lugar con mi maletita de dulces, como me rehusé, la rompieron y me decomisaron todas las golosinas, sin embargo por necesidad, busqué otra maleta de madera y regresé a este mismo sitio«, narró.

Recientemente, Cecilia Guerrero sufrió de dengue, dijo que sus hijos la apoyaron con los medicamentos. «Cuando me sentí repuesta cogí mi maleta y me vine a trabajar para conseguir mi dinerito«.

Para tener un poco más de ingresos, dijo que los domingos antes y después de la misa, barre los alrededores de la Catedral Nuestra Señora de Belén y por ello el Párroco le regala una bolsa de alimentos cada mes.

Historias como estas, deberían convocar a la solidaridad y la responsabilidad de los organismos gubernamentales en Fusagasugá, pues como Cecilia Guerrero, hay muchos más adultos mayores en las calles de la Ciudad Jardín, quienes por necesidad olvidan los años y los peligros, para salir a buscar formas de generar ingresos que le permitan por lo mínimo, una regular alimentación.

Fusagasugá es una ciudad en crecimiento y cuyo desarrollo urbanístico, además del alza poblacional, no perdona ni espera al paso lento de los abuelitos.

Redacción: Fusagasugá Noticias