Daniel Santiago, que ahora deberá quedarse solo en casa, es uno de los 23 jóvenes excluidos de un programa de la institución porque son mayores de edad.

Su mamá, María Yasmín Orjuela, durante años recibió ayuda de la Fundación Amanecer, adscrita al ICBF, que cuidaba a su hijo de 8:00 a.m. a 4:30 p.m. mientras ella laboraba.

Ahora, contó, «tengo que irme a trabajar. Me toca subirlo a mi cama, dejarlo con unas almohadas, semisentado, pegado a una tableta más de ocho horas, solo, esperando a que llegue la mamá otra vez del trabajo, a que le dé algo de tomar, algo de comer, porque no tengo a nadie, nunca he tenido a nadie aquí para que me colabore con esta criatura».

La angustiada madre dijo que llegó a Bogotá huyendo de la violencia y “el maltrato del papá de mis hijos”.

Siempre he estado sola, familia no existe, no existe”, agregó entre lágrimas, preocupada por el futuro de Daniel Santiago, que tiene 20 años y padece microcefalia y parálisis.

Por eso hizo un llamado al Instituto de Bienestar Familiar para que reverse su decisión porque su hijo tiene la edad cognitiva de un niño de un año y ocho meses.

Cortesía: Noticias Caracol