Así lo revelan medios nacionales que conocieron detalles de la investigación que adelanta la Fiscalía.

Además señalan que sería siete, y no solo dos, los policías involucrados en el homicidio. Habrían orquestado macabro plan. Dicen que destruyeron celular donde quedó grabada la golpiza.

Noticias Caracol tuvo acceso a la investigación que adelanta la Fiscalía por el asesinato de Javier Ordóñez tras un brutal procedimiento policial en el barrio Villa Luz, de Engativá.

Los investigadores tienen en su poder los testimonios de dos testigos clave, así como las grabaciones de las cámaras del CAI y de las cercanas al conjunto donde ocurrió el ataque contra Ordóñez.

Según las hipótesis, los patrulleros Lloreda y Rodríguez tenían un conflicto con la víctima que venía de semanas atrás.

Al parecer, en una ocasión, en una fiesta cercana al conjunto donde vivía Javier, los uniformados trataron de sancionarlo por consumir licor en un sitio no autorizado, pero él, con sus conocimientos en Derecho, les reprochó por una multa o detención que querían aplicarle sin fundamento.

En la madrugada del miércoles, cuando ocurrieron los fatales hechos, los mismos policías llegaron al parqueadero donde estaba la víctima con sus amigos y fue cuando lo detuvieron de forma violenta.

Luego de que usaron las sondas o dardos para descargar el taser contra Javier Ordóñez, lo retuvieron, lo inmovilizaron, lo subieron a la patrulla con un amigo y se lo llevaron.

De acuerdo con la investigación, los uniformados lo golpearon en la entrada del CAI de Villa Luz y cerca del mesón donde estaba el computador.

“Mi amigo que estaba dentro del CAI vio cuando lo estaban golpeando”, dijo una de las personas que se encontraba con Javier cuando llegaron los policías.

Fue por eso, al parecer, que los uniformados decidieron sacar al testigo y llevarlo a la URI de La Granja para judicializarlo por agresión a servidor público e, incluso, “estaban inventando una pelea con una mujer que nunca ha existido” para que quedara detenido, según otro testigo.

Sin embargo, el hombre alcanzó a llamar a su novia, que se quedó en el CAI con él y, al parecer, grabó el momento en que los policías destruyeron el celular donde habría quedado grabado el ataque contra Javier, que llegó sin signos vitales al hospital.

Según la investigación, el estudiante de Derecho tenía golpes contundentes en el pómulo izquierdo, cuello y hombros, así como lesiones que se extienden hasta el tórax. Además, en la parte occipital derecha presentaba una herida que sería la que provocó su muerte.

Seis patrulleros y un subintendente de la Policía están implicados en la investigación y a dos de ellos les impondrían detención preventiva.

Los uniformados son investigados, algunos por omisión y otros por participar en un plan macabro para ocultar el homicidio.